Envidioso.

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Después de haber socializado un poco con los demás volvió a la mesa José Luís, se habría quedado con ella de no ser porque lo mando a circular para no levantar sospechas, rato después presenció cuando le entregaron un reconocimiento por apoyar a su comunidad, obviamente era por el proyecto de las plazas y parques, la vio dar un discurso conmovedor sobre el compromiso con las obras públicas, el medio ambiente y eso fue todo.







– Mira nada más — observa el premio

– Felicitame y luego ahogate con tu envidia — sonríe dejándolo sobre la mesa

– No es envidia

– Ay por favor, eres pésimo fingiendo

– Estoy feliz por ti, te lo mereces, lograste un excelente trabajo y en un tiempo bastante corto

– Ahora dile a tu cara que se ponga de acuerdo con lo que sale de tu boca — ríe haciéndolo sonreír

– Estoy orgulloso, en verdad

– Uhm tal vez si, tal vez no 

– ¿Por qué no salimos de aquí? — le habla al oído — Podríamos ir a tu departamento

– Mala idea no es pero deja que me vaya primero, quiero levantar mis pies un rato

– ¿Llevo helado?

– Uy si, fresas con crema, tramontana y el de caramelo con almendras

– De acuerdo, llevaré el helado







Altagracia hizo acto de presencia por veinte minutos más, de hecho se tomó un par de fotos con el premio y los organizadores, dio una entrevista corta donde habló del proyecto brevemente y de lo contenta que estaba por haber sido recompensada con un premio tan especial, de ahí enfrentó los flashes de las cámaras nuevamente al salir y siguió su camino hasta el departamento siempre acompañada por Matamoros y Baltazar, es verdad que se sentía algo paranoica pero prefería pecar de precavida a ingenua.







– Hablen con el hombre que revisa las cámaras en cada piso — se quita los aretes — Quiero que vigile bien quien llega hasta aquí, sabemos que sólo tengo dos vecinos y son solteros, así que si cualquier otra persona sube, ustedes también

– Si Doña

– Pueden retirarse, no necesito vigilancia aquí arriba más que las cámaras

– Con permiso







Al ellos retirarse se dio el lujo de quitarse los tacones, eran preciosos pero nada cómodos a largo plazo, dejo su bolso junto con los aretes y el premio sobre la mesa del comedor ya que no iría más lejos que la sala, se puso cómoda en el sofá y uso unos cojines para mantener elevadas las piernas, espero a José Luís despierta los primeros diez minutos ya después le fue imposible.







– Tuvimos suerte, me lleve lo último de las fresas con... — sonríe al verla dormida — Parece que el helado queda para dentro de un rato — lo va a guardar antes de sentarse en el piso para acariciar su vientre — Dejas a mami agotada eh ¿Qué tanto le haces mi amor? — se inclina dejando un beso

– No la alborotes — murmura acariciandole el cabello — Está tranquila desde que recibí el premio

– Tal vez eran tus nervios — sonríe al sentir las pataditas — ¡Mi amor! ¿Cómo estás?

– Sólo tenía nervios de pasar frente a la prensa, luego de que lo hice se me pasó, se quedó tranquila porque después del premio fue el centro de atención, le gusta ¿Qué se le va hacer?

°•°•Perfidia°•°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora