Perfidia: Deslealtad o maldad extrema.
"las malas lenguas cultas la llamaban Aspasia, como a la mujer de Pericles, aquella que, con su perfidia, llenó de sangre el mundo de las calles de Samos y Megara"
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– Ya casi se distinguen bien sus facciones — sonríe Regina — Todavía no me pasa la emoción de que tendrás una niña
– Lo sé, es increíble ¿No?
– ¿Y ahora te sientes mejor?
– Más o menos, Carol dice que espere hasta el sexto mes — suspira — Lo bueno es que las náuseas duraron bien poquito
– La magia del quinto mes — sonríe volviendo a ver la ecografía
– Tía — se acuesta a su lado en la cama abrazándola
– ¿Qué pasa corazón? — la abraza
– No te vas a olvidar de que existo ¿No? Porque he sido tu bebé hasta ahora, me gane el puesto oye, vine antes
– ¿Cómo me voy a olvidar de ti? — ríe — Si yo te adoro
– Así dices — finge estar molesta
– ¿¡Cómo!?
– Ujum, me abandonas por tu novio, la bebé, ya ni te acuerdas de mi — hace drama
– Isabela ¿Ayer donde te lleve?
– A almorzar
– ¿Y después a donde fuimos?
– Al centro comercial
– ¿Y qué hicimos por un buen par de horas?
– Bueno pero los otros días me abandonaste — frunce el ceño haciendo puchero
– ¡Ay pobre de mi sobrina consentida! — la llena de besos
– Si pobre de mi, me dejas de lado y eso es feo
– Ah pero tú te vas por horas de la casa, estás en el club, en casa de tu novia, algo tiene que hacer tu tía, no me puedo quedar aquí esperándote
– Está bien, sólo promete que me darás al menos un día a la semana para darme atención
– Eso sí lo puedo hacer — sonríe
– No escuche "te lo prometo sobrina que más adoro"
– ¿La oíste? — voltea a ver a Regina
– A mi no me mires, es así por influencia tuya
– ¡Bien! Te lo prometo mi amor
– Ah pues así si — se acomoda en su pecho — Tía
– ¿Qué?
– Ya nada más te quedan cuatro meses y todavía no tienes su cuarto listo, le compraste un par de cosas pero no lo suficiente
– Isa, una buena parte de mi closet está invadido por ropa de bebé, mantas, calcetas, guantes y chamarritas de lana, mande hacer sus muebles así que se van a tardar un poco todavía
