El pronóstico no se equivocó, llovió toda la semana. A veces caía poca agua, en ocasiones era un chubasco que agitaba los árboles con sus ventarrones o inundaba las calles, en una ocasión, el padre de Liam se asomó por la ventana para descubrir un barquito de papel surcando por el vecindario.
Lo más raro es que por las noches, dejaba de llover, paraba y al despertar, la gente seguía bajo la misma tormenta que comenzaba a cansar.
Liam y Lily entraron totalmente empapados a la escuela ese viernes; él se sacudió como lo haría un gran perro.
—Oye—se quejó Lily.
—Lo siento.
El resto del día fue tan común como siempre, clases, almuerzo, conversaciones tontas y sin sentido en las que Liam no pudo dejar de hablar de Samantha.
Para ella, tampoco cambió mucho la rutina, salía de su casa inconclusa por las mañanas, llegaba a la escuela y era una alumna más—bueno, en realidad, era más aplicada que muchos— y pasaba la mayor parte de sus días en la biblioteca, repasando ese extraño libro que podría haber sacado de la Edad Media.
Casi tan grande como los viejos directorios telefónicos, cubierto por cuero y detalles metálicos en el lomo y las esquinas.
En el centro un símbolo, como un pentagrama con un corazón en medio.
Parecía tenerla muy interesada, porque no despegaba los ojos de sus páginas; se metía a la biblioteca, el sitio más tranquilo en toda la escuela.
Hasta la lluvia más fuerte era relajante ahí.
Entraba y buscaba lugar entre sus largas mesas, por suerte, siempre había asientos disponibles (no como en la cafetería) y ocupaba su tiempo a leer, se encontraba tan a gusto que en una ocasión se le hizo fácil quitarse las botas y sentir el suelo alfombrado en sus pies.
—¿Es bueno?
Samantha salió de su lectura y miró a Jenny, la bibliotecaria, una mujer alta y delgada de gruesas gafas y un peinado que las chicas catalogarían de anticuado.
—¿Perdón?
—¿Ese libro?—lo señaló—. Nunca lo había visto.
—Ah... es que... es una reliquia familiar—mintió.
Estiró la mano para querer tomarlo, pero la chica lo apartó algo grosera.
—Oh, lo siento es que... es que es muy importante y no...
—Sí, disculpa, lo entiendo, los libros antiguos son muy frágiles—se disculpó la bibliotecaria.
Samantha soltó una sonrisilla y salió del lugar con su libro guardado en su bolsa, miró su horario, todavía no lo memorizaba completamente, por eso tuvo que revisarlo, de esta manera se dio cuenta de que seguía su clase de historia.
Se apuró a llegar al salón, tuvo varios retrasos en la semana, era fácil perderse entre los pasillos, aun así, alcanzó a llegar y tuvo la suerte de que el profesor Charles no hubiera estuviera todavía.
Ocupó un asiento al lado de Lily, que no parecía estar muy contenta con eso.
Liam estaba al otro lado, pero no alcanzó a ver el gesto de desagrado de su amiga.
Su maestro no tardó en aparecer, se disculpó por el retraso.
—Bien chicos—se sentó en la orilla de su escritorio—. Comencemos.
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HECHIZO
ParanormalLa lluvia no es muy común en Spring Hill, un bonito pueblo soleado, donde nunca pasa nada extraordinario, hasta que la llegada de Samantha Black, una enigmática chica, junto con su padre, parece estar relacionada con el clima y mantiene a todos intr...