Capítulo 27 Acabaré con el mayor traidor de la Orden

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Samantha vio a su atacante doblar la esquina por el pasillo que llevaba hacia el auditorio principal, aceleró el paso y por poco una flecha estuvo a punto de atravesarle la cara, por suerte consiguió hacerla cenizas en el aire y siguió a ese extraño cazador.

Usó su magia creando una corriente de aire que lo hizo perder el equilibrio, aunque continuó avanzando pese al viento que lo empujaba; acabó chocando con los casilleros en la orilla, se mantuvo de pie como pudo y desenvainó una pequeña daga con la que casi logra apuñalarla.

Samantha se hizo para atrás y se mantuvo firme, pensando en qué hacer.

La lluvia era un descontrol, iba de una brisa a un aguacero, el aire se agitaba a velocidades extrañas, rayos y truenos se escuchaban con más fuerza que antes.

Liam perdió de vista a Samantha, la tormenta le indicaba que no estaba a salvo, corrió por todas partes gritando su nombre esperando encontrarla antes de que fuera demasiado tarde.

Pasó por los salones, luego en al laboratorio y terminó en la oscura biblioteca esperando hallarla dentro, estaba cerrada, lo que significaba que debía seguir buscándola.

El cazador logró entrar al auditorio, caminó por las filas de asientos esperando que la bruja no lo hubiera visto, subió hasta el escenario que solía usarse por el club de teatro para sus representaciones o para las asambleas.

Sabía que tras bambalinas había una puerta que conducía directamente a la calle, corrió y de un salto subió al escenario, detrás del telón apareció una figura que le sorprendió ver de pie.

El señor Black.

Tan pronto como el clima liberó su locura sospechaba que algo no andaba bien y al revisar la solitaria habitación de su hija, lo comprobó.

Se apuró a llegar a la escuela esperando salvarla, no pensó en reencontrarse con su atacante, sostenía la misma daga que usó el día que lo apuñaló, sólo que esta vez no parecía tan valiente.

Sobre el pecho de la gabardina resaltaba ese símbolo plateado de una espada envuelta en una espiral, esa imagen que por muchas generaciones acabó con la vida de tantas brujas.

—Siento que la Orden ya no tiene a los mismos elementos que antes—dijo el señor Black.

El agua le escurría por el cuerpo, se sostenía en su bastón, sus movimientos no eran los más veloces, sin importar eso, seguía viéndose imponente e intimidador, tanto que el cazador prefirió bajar su arma.

—Lo mejor es que te vayas de aquí y no regreses.

La capucha sobre su rostro no le permitía mostrar la sonrisa confiada que esbozó, del carcaj a su espalda sacó rápidamente una pistola de 9 milímetros que apuntó contra el padre de Samantha.

—Veo que es verdad lo que cuentan acerca del gran Patrick Black—habló sin dejar de apuntarle—. Eres una leyenda e imagino que, si te elimino, seré más grande que tú.

El señor Black frunció el entrecejo.

— Acabaré con el mayor traidor de la Orden—festejó.

—¿Y crees que así conseguirás honor?—le preguntó.

—Al menos conseguiré justicia—hizo sonar la pistola.

Su dedo ya estaba por oprimir el gatillo cuando recibió un golpe en la cabeza que lo mandó al suelo, tiró la pistola y se escuchó un disparo que dio justo a la pared; Liam apareció al otro lado, le había arrojado un casco romano que encontró entre la utilería.

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