Capítulo 11 Y tengan mucho cuidado con el bisturí.

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Samantha iba por el pasillo, sola como siempre, su apariencia misteriosa seguía alejando al resto, pero poco le importaba.

En la puerta del salón un letrero les informaba que la señorita Hamilton los esperaba en el laboratorio, al parecer, algo emocionante estaba por pasar.

Liam y Lily iban juntos en dirección al laboratorio, la emoción de su amiga era indiscutible, la última vez que estuvo ahí, descubrió las maravillas que la química podría ofrecer, no dejó de hablar de lo emocionante que sería, aunque el resto no parecía sentir lo mismo.

Samantha caminaba al final de la fila, subía las escaleras, cohibida y sola, no sabía que esperar de esa clase.

Entraron, la profesora estaba al frente, a su lado, una manta cubría un gran recipiente, a cada uno les entregó un par de gafas protectoras y les pidió que tomaran un lugar donde los esperaba una pequeña charola y un bisturí.

—Bien chicos, esta mañana haremos una actividad muy importante—señaló ella—. Formen equipos de dos y ahora les explico.

Entre amigos fueron formando las parejas, Liam rápidamente se unió a Lily, es bueno tener a la mejor alumna a tu lado en momentos así.

Robin pensó que tendría suerte con Susan, pero ella prefirió estar con otro de sus amigos.

Al final, por el número impar de chicos, Samantha quedó sola, aunque aseguró estar bien, la maestra le dijo:

—Bueno, ven conmigo, seremos compañeras y así sirve que explico mejor.

Samantha pasó al frente con la profesora que descubrió lo que ocultaba bajo esa tela y las reacciones fueron muy distintas, algunos sonrieron, otros se sorprendieron y Susan se asustó.

Era un tanque con ranas que se movían entre el agua que tenían.

Se colocó unos guantes e indicó que alguien del equipo pasara con su frasco a recoger su animal.

—El día de hoy, disecaremos una rana para conocer mejor su anatomía—explicó.

Un chico pasó al frente para tomar a su anfibio, Samantha abrió los ojos de una forma impresionante.

—Maestra, esto es maltrato animal—señaló.

—Señorita Black, es por el bien de la ciencia—respondió la profesora tomando a una de las ranas.

La escucharon croar, la chica sentía que era un grito de auxilio.

—No está bien esto—dijo.

—Señorita Black, por favor, cumpla con la materia.

Con el cejo fruncido, Samantha se quedó observando como el resto de sus compañeros encerraban a los pequeños animalitos con una bolita de algodón llena de cloroformo.

—En unos cinco minutos, las ranas estarán listas—les indicó.

Robin y Carl jugueteaban con el escalpelo que les asignaron.

—Y tengan cuidado con el bisturí—les avisó.

Los dos comprendieron y dejaron de lado el cuchillo.

Llegó el turno de Liam, aunque Lily no era una chica que le tuviera miedo ni asco a ese tipo de criaturas, quiso verse caballeroso y pasó a recoger a la rana.

Afuera, el día gris empezaba a dejar caer un par de gotas, a nadie le gustaba que después de los días que la tormenta dio tregua, regresara y menos con esa intensidad.

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