Capítulo 8: Le recomiendo que se enfoque en la historia de verdad.

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PARTE DOS

LUNA CRECIENTE


Al día siguiente, las cosas en el Instituto Eriksen se veían tan común como siempre, a pesar de que Liam estaba seguro de que algo le sucedió.

Según sus padres, volvió de la escuela después del entrenamiento y cenó con ellos, su auto lo esperaba afuera de casa. Nada tenía sentido.

Se asomó a la biblioteca, se encontró con el mismo ambiente tranquilo y calmado de cada día.

Aunque la lluvia era fuerte no se podría catalogar como una tormenta, aunque sí hizo que la mayoría de los habitantes salieran con paraguas de sus casas.

—¿Estás bien?—le preguntó Lily al verlo un poco distraído.

—Sí, sí—trató de deshacerse de ella.

Como no pudo detenerlo, decidió seguirlo.

—Oye Liam, sé que han pasado cosas entre los dos recientemente...

—Mira, estoy algo ocupado, te veré después, ¿sí?

Se fue dejándola con una gran molestia en el pecho, torció los labios desaprobando la actitud de su amigo que estaba lejos de ser el chico que conocía.

Liam si tenía un vago recuerdo de lo que vio el fin de semana, como esa mujer y ese niño se esfumaron antes sus ojos y todo parecía ser a causa de esa chica tan extraña.

Lo más extraño es que Samantha no se presentó a clases ese día, faltó a la escuela y eso no era una simple coincidencia.

Como no tenía cabeza para concentrarse en el entrenamiento, por primera vez en su vida, decidió no ir y se fue en su auto por la calle en dirección a la mansión Elfar, se adentró al bosque esperando que ese camino no dañara su vehículo, aunque no le importaba mucho. El camino seguía lleno de fango por la discreta lluvia de ese día.

Estaba por cruzar la verja, cuando se dio cuenta de que ya la habían arreglado y notó a Samantha saliendo por el jardín trasero y adentrándose entre los árboles, no supo si era buena idea, pero decidió seguirla esperando que no lo descubriera.

Se adentraron hasta un claro no muy profundo, un semicírculo entre varios robles, Samantha se mantuvo en medio, sostenía su bolso contra su pecho, tomó un poco de aire y adoptó una pose de meditación moviendo las manos, como si de esta manera controlara su respiración; poco a poco, la lluvia se fue calmando hasta dejar solamente una colección de nubes grises.

Samantha se sentó en un tronco partido y se colocó ese antiguo libro en el regazo, hizo unos movimientos en el aire, parecía que trataba de enrollar algo.

Liam llegó y se ocultó detrás de un árbol, justo en el momento en que un destello verde emergió de las palmas de su compañera, era una estela débil, como una luciérnaga que se asoma desde los pantanos.

Intrigado, observó todo su actuar.

Samantha hacía todo por mantener esa luz en sus dedos, parecía que le costaba mucho hacerlo, cerró los ojos esperando que eso la ayudara a concentrarse.

El brillo de sus manos llegó hasta sus antebrazos. ¿Qué estaba haciendo?

Las levantó y arrojó una especie de rayo al cielo, golpeando una nube, comenzó a abrirse, después de varios días, el cielo azul y el sol parecían estarse asomando; Samantha ponía todo su esfuerzo en acabar con ese clima, pero parecía que trataba de mover una montaña; su rostro pálido se enrojeció, sus venas casi estallaban; le era muy difícil, su cuerpo parecía entumirse y soltó un grito adolorido.

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