Capítulo 22 Quiero saber quién le hizo esto

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Los días pasaron y Liam y Samantha seguían robando la atención del resto de sus compañeros.

Ya fuera en la cafetería, en los partidos de basquetbol o cuando caminaban por los pasillos hacia su siguiente clase.

Lily procuraba no pensar tanto en eso, sólo se enfocaba en los preparativos de la fiesta de disfraces y prefería ya no darle importancia, aunque por dentro...

—¿Lista para hoy?

Lily guardaba sus libros en el casillero cuando apareció Susan a su lado.

—¿Para qué?

—Iremos a la ciudad a ver disfraces—le recordó.

Aunque quería mantener su mente alejada del tema de Liam, no podía negar que una parte todavía ocupaba espacio y no le permitía concentrarse, como el viernes pasado que falló dos preguntas en historia.

—Creo que lo olvidé—respondió, golpeándose la frente con el dorso de la mano.

—Ay niña—exclamó Susan.

—Mejor lo dejamos para después, ¿no?

—No, esto te servirá, debes dejarlo ir y seguir adelante—sugirió su amiga.

Lily cerró su casilla de un golpe y se alejó con sus libros en mano.

—Ya lo dejé ir—contestó—. Con quien Liam pierda su tiempo no me interesa.

—¿En serio?—inquirió Susan.

—Claro—dijo Lily convencida.

—Entonces, ¿por qué llevas el libro de francés a la clase de biología?

Lily tuvo que fijarse en la portada para comprobar su error.

Por su parte, después de las clases, Liam solía llevar a Samantha a su casa y seguía ayudándoles con los desperfectos de la Mansión Elfar.

El señor Black todavía no se acostumbraba a Liam, era parte de su personalidad ser reservado con otros, pero lo soportaba más que antes, además, podía darse cuenta de que su hija experimentaba una tranquilidad y alegría que mantuvo calmada a la lluvia, aunque las nubes grises seguían encima de Spring Hill.

Una tarde de sábado, Samantha y Liam pintaban la casa por fuera, dándole un mejor aspecto a esa fachada terrorífica que sólo avivaba los mitos y leyendas.

Días antes, Samantha le reveló la historia que su padre le contó acerca de lo que en realidad pasó ahí.

—¿Y en verdad se puede curar la brujería?—preguntó Liam.

—Esto no es una enfermedad—respondió, molesta.

—No, bueno, ya sé que no, sólo que, bueno, quiero decir...

No sabía cómo corregir su falla.

—Según mi padre, algunos han intentado suprimir las habilidades mágicas de las brujas por años—explicó—. Pero todos esos experimentos, han causado más muertes.

—Tranquila, además, eso te vuelve única y especial—Liam trató de reconfortarla.

Samantha se recuperó un poco.

—Si no tuvieras magia serías, serías como Susan.

Ambos se burlaron.

—Ven conmigo.

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