Lily seguía molesta por dentro, procuraba dejarlo pasar como tantas otras veces, ahora le era imposible.
Por su parte, Susan sacó de su casillero una chaqueta, seguía molesta por su blusa, balbuceando lo mucho que le costó y que la usó en su viaje a Europa, sonaba más insoportable que siempre, por suerte, su amiga no estaba poniéndole atención.
—No sé por qué, pero siento que fue Samantha—indicó Lily.
—Sé que la odias, pero tampoco seas tan exagerada—de golpe, Susan cerró su casillero.
—Sé que suena ridículo, pero...
—Mira Lily, la odias, lo entiendo, pero sería como culparla de la lluvia.
Fuera, el clima era un tanto agradable, aunque esas nubes amenazantes continuaban ocultando el sol, al menos no caían gotas de agua que interrumpieran la tranquilidad de Spring Hill.
Samantha estaba en los vestidores, preparándose para gimnasia, se cambiaba mientras el cuchicheo de sus compañeras no dejaba de resonarle, sabía muy bien cuales eran las inquietudes que les causaba.
¿Cómo hizo para estar con Liam?
No les prestó más atención de la debida y salió al gimnasio donde hizo las pruebas que el entrenador les encargó a cada una.
—Ahora, formen parejas con la de al lado para la siguiente rutina—indicó.
Al voltear, quedó junto a Lily, a ésta última no parecía agradarle la idea, pero no debía contradecir a ningún maestro; les pasaron una pelota blanca y se la lanzaron para practicar, no debían dejar que tocara el piso.
Lily nunca fue buena para los deportes, sentía que su compañera la quería dejar en ridículo en medio de la clase, seguirle el paso resultó complicado y al final, recibió un golpe en la frente.
—Oh no—Samantha se apuró a ayudarla.
La pobre Lily quedó en el suelo, con un gran moretón encima del rostro, no era la primera vez que resultaba herida en esa materia.
Samantha la tomó por la espalda y la ayudó a levantarse, luego la llevó a sentarse a una banca, el profesor les dio un receso de unos cuantos minutos.
—Disculpa, no fue mi intención.
—Está bien—respondió Lily de mala gana.
Samantha pensó en utilizar su magia para aliviarle el dolor, ya lo tenía preparado cuando pensó que tal vez no sería una buena idea y ocultó su mano.
—¿Ya te sientes mejor?—le preguntó Samantha con cierta cortesía.
—Sí, algo.
La marca todavía permanecía en su frente como una rojiza mancha cálida.
—Y...¿qué te parece la escuela?—dijo Lily.
A Samantha le sorprendió que intentara socializar.
—Mmm... es linda—respondió.
—Y... ¿qué opinas de Liam?
Samantha sonrió sonrojada antes de responder:
—Me agrada.
—Sí, se ve que también le caes bien.
Samantha no podía sentirse emocionada por él.
—Mira Samantha, eres una chica lista y bueno, creo que lo mejor es que te advierta.
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HECHIZO
ParanormalLa lluvia no es muy común en Spring Hill, un bonito pueblo soleado, donde nunca pasa nada extraordinario, hasta que la llegada de Samantha Black, una enigmática chica, junto con su padre, parece estar relacionada con el clima y mantiene a todos intr...