Los hechos vistos tenían a Liam realmente confundido, ¿qué estaba ocurriendo?
Permanecía en su cuarto, después de la cena, en una noche donde la lluvia azotaba de tal forma que nadie quería salir, el viento, arrancó unos cables de los postes de luz y dejó a varias calles sin energía eléctrica.
Su ventana se abrió de golpe y se acercó a cerrarla, parecía estar atorada, pero usó toda su fuerza para lograrlo; afuera, en el árbol del patio, le pareció ver una figura inusual entre las ramas, aunque la oscuridad no le dejaba contemplar con gran detalle, sentía que alguien estaba de pie y simplemente se esfumó.
De repente, la lluvia se calmó, de la nada, disminuyó su furia hasta que ni una sola gota cayó del cielo.
Liam prefirió recostarse a esperar el sueño y dejar que el siguiente día le aclarara varias cosas.
—Y Liam, ¿sigue con esa chica?—preguntó la señora Bloom mientras acomodaba las flores para iniciar la venta del día.
—Sí—masculló su hija.
—Ayer la conocí—respondió la madre—. No sé, algo no me da buena espina de ella.
Lily compartía la misma sensación que su madre, aunque, por distintos motivos, la señora Bloom no podía decir exactamente qué era lo que le inquietaba de esa misteriosa chica, pero sabía que nada bueno llegaría con ella.
Lily salió de la florería y al ver que su amigo no pasaba, decidió ir sola a la escuela, por suerte la lluvia no regresó en toda la noche, aunque si hubo charcos y rastros de agua que le empaparon los pies.
En la escuela se topó con Susan y el resto de sus amigas.
Liam, por su parte, no quiso saber de nadie más que de Samantha, quien estuvo en su clase de historia, donde el profesor Charles habló un poco acerca de los primeros años del siglo XX.
Samantha miraba el cielo gris por la ventana, no parecía poner atención, aunque cuando el maestro le preguntó...
—La gran depresión ocurrió por la caída de la bolsa de valores de Nueva York el 29 de octubre de 1929, conocido también como el Martes Negro, aunque una semana antes, se produjo el Jueves Negro...
—Está bien—aceptó el maestro.
Nuevamente, su almuerzo lo pasó en la biblioteca y Liam entró tras ella, esperando tener mejor suerte.
—Hola—se sentó a su lado.
Samantha cerró el libro de golpe para salir y la siguió.
—¿Me puedes dejar en paz, por favor?
La bibliotecaria se acercó.
—¿Todo bien?
—Sí, estamos poniéndonos de acuerdo para un trabajo—respondió Liam, nervioso.
No se dio cuenta de que Samantha salió de repente, se apuró a alcanzarla por el pasillo y al sujetarla por el brazo un trueno descendió por todo Spring Hill como el golpe de un gigante descargando su ira; la chica aprovechó la distracción de su compañero para escabullírsele.
—Samantha, por favor, quiero hablar contigo.
Cuando trató de tomarla por la mano, un golpe de aire lo derribó, lanzándolo hacia el otro lado del pasillo, justo a los pies de la vitrina de trofeos.
Asustada, no hizo nada más que correr.
No pasó mucho para que Lily y Susan lo encontraran.
—¿Qué te pasó?
ESTÁS LEYENDO
HECHIZO
ParanormalneLa lluvia no es muy común en Spring Hill, un bonito pueblo soleado, donde nunca pasa nada extraordinario, hasta que la llegada de Samantha Black, una enigmática chica, junto con su padre, parece estar relacionada con el clima y mantiene a todos intr...