Capítulo 7 Quiero disculparme por lo que pasó...

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El señor Black abrió la puerta y se encontró a Liam al otro lado, el clima se calmó un poco, aunque esa noche el agua azotó increíblemente contra Spring Hill y sus calles se convirtieron en ríos, para la mañana del domingo, ninguna gota continuó con la tormenta.

—Lamento molestar, pero quisiera hablar con Samantha.

—No se siente muy bien—declaró el padre.

Liam sentía más miedo que antes y sabía que era una mentira lo que escuchó, sólo quería aclarar las cosas.

—Por favor, déjenla en paz—pidió el señor Black.

—Disculpe, le juro que yo no quería causarle problemas.

—Vete a casa muchacho, por favor.

Liam hizo caso y se retiró mientras Samantha permanecía en su habitación, un poco afligida por lo sucedido; su padre entró a verla.

—¿Ya te sientes mejor?

Samantha mantuvo el silencio.

—Disculpa, yo no creí que pasaría esto—el señor Black se sentó en la orilla de la cama.

—No es culpa de nadie—respondió la chica—. No puedo llevar una vida normal porque no soy una persona normal.

—¿Y qué tiene de bueno ser normal?

—Al menos, así no estaríamos huyendo—contestó.

Su padre estiró la mano hasta alcanzarle el cabello y la acarició, la chica se dejó consentir, igual que cuando era pequeña y el miedo le rodeaba, sólo bastaba que el señor Black apareciera a su lado para calmarla, ya fuera con un abrazo o una canción de cuna.

—Mira, si quieres, ya no asistas a la escuela.

—No, está bien, levantaré menos sospechas, ¿no?

Ambos sonrieron con timidez.

—Está bien.

La señora Bloom y sus trabajadoras ya arreglaban las flores que venderían ese día en su negocio, como cada fin de semana, Lily llegó para ayudar, aunque su madre preferiría que no, debido a las lluvias que estaban ocurriendo.

—Nada más es lluvia, mamá—le decía—. Además, ya se calmó.

—No sé Lily, hay algo en esto que no me gusta—le respondió.

La chica no tuvo más remedio que quedarse en la caja cobrando por las ventas de ramos y masetas.

En la trastienda, la señora Bloom arreglaba un par de cosas, cuando de un cajón sacó una cajita de madera y dentro encontró un par de semillas, la cerró casi de inmediato, las quería mantener en secreto.

El lunes en la escuela, los amigos de Liam seguían comentado lo ocurrido en Brunny's, Susan no se sentía culpable de lo ocurrido, se defendía usando las mismas palabras.

—Sólo fue un chiste.

Liam y Lily llegaron a la escuela, él continuaba molesto.

—Ya sabes cómo es ella, no piensa las cosas—comentaba Lily.

—Pero no debió tratarla así—se quejó Liam.

—Bueno, quizá, quizá Samantha no es como nosotros—respondió.

—¿A qué te refieres?

No solían estar en desacuerdo muy frecuente, quizá en tonterías como que canción era mejor o lo que opinaban de una película, pero esa discusión era mucho más seria.

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