15 | Responsabilidad.

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Las horas pasaron, y sin quererlo así, Jeongin se quedó dormido al lado de Seungmin. Estaba tan profundo, que no se dió cuenta que mientras se movía en la cama, montó una pierna sobre la del castaño, hasta parecía que estaban demasiado cómodos.

Seungmin se despertó antes que él, así que silenciosamente, tomó su teléfono y vió la hora. Eran las nueve de la noche, así que tal vez Jeongin pudiera aguantar dormido hasta el día siguiente. Se levantó de la cama un segundo para sacar dos cobijas del armario.

Como ya había pasado, Jeongin se disponía a dormir sin estar del todo listo, ya que esta vez, tenía los zapatos puestos. Seungmin, al verlo, se hizo a su lado en la cama otra vez y le quitó los zapatos.

—Seungmin...— al parecer, logró medio despertarlo con su tacto, aunque parecía totalmente somnoliento y hablaba con los ojos cerrados.

—Oh, lo siento, no quería molestarte. Pensé que dormirías mejor si te los quitaba.

—¿Estás... Quitándome la ropa de nuevo?— susurró, estirándose un poco— Ahora no, estoy cansado...

Seungmin mostró una pequeña sonrisa y subió sus manos para subir un poco el pantalón del chico.— Listo, así estás más cómodo— murmuró, moviéndose para arroparlo, y seguidamente, acostarse a su lado.

—Eres raro— musitó, girandose a su dirección. Parecía a punto de quedar dormido otra vez, ya que prácticamente se acurrucó al lado de Seungmin, casi metiéndose entre sus brazos.

Se veía bastante tierno, a decir verdad. Seungmin no pudo hacer más que sonreír antes de intentar dormir igualmente.

Seungmin se levantó más tarde de lo usual el día siguiente. Era seguro que hubiera seguido al menos una hora más, pero no, ya que lo que lo despertó fue un grito de Jeongin, diciendo su nombre. Por una parte, estaba satisfecho con que Jeongin se haya levantado antes para ir a la universidad y alistarse.

Seungmin fue un segundo al baño para lavarse la boca y la cara, luego, bajó las escaleras y se dirigió al lugar de donde venían los gritos.

—¡En serio lo siento mucho! Hacía lo que podía, ¡Seungmin!— miró al recién levantado apenas apareció en la cocina; Seungmin estaba apenas sobándose los ojos con las manos para despertar del todo.

—Buenos días— dijo primero con tranquilidad.

—Buenos días, ¿puedes ayudarme, por favor?— a diferencia del mayor, él sí estaba un poco intranquilo.

—Aw, lindo.— se acercó a él hasta que pudo tomar una de sus mejillas y apretarla por un segundo. Luego, se hizo en dirección a la estufa— Yang Jeongin, es sólo un poco de fuego. No pasa nada.— tomó la sartén con una mano, y con la otra, le bajó la intensidad del fuego. Agitó un poco con su mano y luego volvió a ver al otro.

—No suelo cocinar, hombre. Ahora todo se quemó— habló en un tono lastimero.

—Cálmate, puedo arreglar estos huevos quemados— soltó en tono de burla— Lo importante es que lo intentaste. Te salvaste de un castigo.

—Vaya, que bien.— rodó los ojos— Ahora veo que tus castigos sí o sí tienen que ver con sexo. ¿Qué pensaron mis padres al dejarme a solas con un degenerado?

—¿Por qué tus padres deberían de saber que soy un degenerado?— le cuestionó de vuelta— Pero bueno, la verdad no creo ser uno, sólo encuentro una forma diferente para que me quieras obedecer.

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