10 | Caricias.

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—¡Mierda! Es como si acabaras de violarme.

—Vaya que te encanta esa acusación, ¿verdad?— inquirió con una ceja arriba.

—¿De qué hablas?

—Olvídalo. No, no te violé.

—Entonces, ¿qué fue esa mierda?— preguntó, visiblemente molesto.

Seungmin soltó un suspiro y se cruzó de brazos, aún recostado contra el lavamanos.— Deja de insultar, parece que las caricias te ponen nervioso, ¿no es así?

—¿Qué? No, no es cierto.

—Entonces puedes calmarte... Te alteras demasiado, ¿qué pasa?— manifestó con una sonrisa pícara.

Al notar el silencio del menor, Seungmin comenzó a reír en voz alta.

—Estoy jugando contigo, mocoso. Tranquilízate.

—Sí, claro. Salgamos de aquí antes de que alguien nos vea.— adelantó el paso, logrando que el mayor lo hiciera igualmente y quedara a su lado.

—¿Te avergüenza?— soltó entre más risas.

—Emmh, ¿sí?— dijo con obviedad— ¿Qué crees que haces?

—No hago nada.— se llevó las manos a los bolsillos con tranquilidad, viendo fijamente al chico.

—Un amigo podría verme, y no quiero que piensen nada raro. Además, ¿qué mierda? Eres casi de mi edad, es incómodo que estés a cargo de mí.

—A mí no me molesta, así que no te preocupes.

—Ugh... Ya, basta.

—¿De qué? No dije nada malo.

Jeongin rodó los ojos y caminó aún más rápido, atravesando el pasillo principal.

Estaba de mala suerte tal vez, ya que se encontró con su mejor amigo... O bueno, trás verlo, quería salir corriendo, y lo hizo, pero el otro lo detuvo.

Mientras tanto, Seungmin estaba apenas caminando para alcanzarlo, a paso lento y sereno.

—¡Oh, Jeongin! Pensé que no habías venido. ¿Llegaste tarde?

—No, yo- ya me iba.

—¿Qué? ¿Por qué?— se mostró un poco confundido. Iba a hablar de nuevo, hasta que la voz de un tercero se sumó.

—Es cierto, Yang Jeongin. ¿Por qué no te quedas y ves las horas que faltan?

—Cállate, Seungmin...— susurró entre dientes y la mirada baja.

Ante esto, Seungmin frunció el ceño.— ¿Por qué me estás hablando así?

Jeongin soltó un suspiro y alzó la cabeza para ver a su amigo, quien no parecía muy enterado.
—Estoy enfermo, por eso no vine antes.

—Sí, claro, enfermo... Estás ebrio.

Cruzado de brazos, Seungmin clavó su mirada en el menor. Había algo en específico que no le terminaba de gustar.

—¿Por qué me ignoras? Te hice una pregunta.

—Seungmin, ya.— hizo un esfuerzo para mirar al castaño, cosa que no quería.

—¿Ya qué? Estás siendo grosero.

—Uh, siento como si mis padres estuvieran peleando frente a mí o algo así— rompió el silencio Hyunjin, incomodamente— ¿Qué pasa?

—No es nada.

—Lo es— afirmó justo después del menor— Yang Jeongin tiene muchas cosas que mejorar, supongo que tú las conoces bien.

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