05 | Favor.

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Lunes por la mañana.

Para sorpresa de pocos, Jeongin se levantó temprano para ir a la universidad. Aunque su actitud no fuera la mejor, hizo su rutina de la mejor manera que pudo.

Como siempre, se esforzó más en arreglarse que en otra cosa. Por más que se pusiera cualquier prenda, lo único que le importaba era verse lo suficientemente atractivo.

Terminó lo que hacía y bajó para desayunar.

—Buenos días, se dice— le recordó al ver al chico tan campante.

—Sí, hola, como sea— respondió como si estuviera apurado, sentándose en su propio lado del comedor.

—Tengo el tiempo justo hoy, así que no te demores mucho comiendo.

Seungmin colocó la comida en la mesa, viendo con atención al chico. Esperaba una respuesta rápida. Era huevo con tocino y un picado de frutas aparte, todo eso se veía muy organizado.

—¿Y para beber?

—¿Disculpa?— se aguantó una risa— Yang Jeongin, no hago todo esto porque quiero, así que tendrás que devolverme esto con favores. Si tanto quieres beber algo, ve a preparártelo tú solo. Hay naranjas, café y leche.

—No estoy para tus cosas... Ni entiendo de qué me hablas.

—Lo de los panqueques del otro día sí fue un favor, pero esto ya no. Si quieres que deje de cocinar para tí para que no me debas nada a cambio, avísame.

Jeongin soltó un suspiro.— Ya no sabes qué más inventar.— cuchareó por primera vez su plato, dispuesto a comer.

—En realidad, tengo muchas más cosas en mente. Si deseas que te lleve a la universidad, más te vale comer rápido.

—¿Y qué? ¿Debo pagarte cinco dólares por el gesto?

Seungmin rió, pero pronto negó con la cabeza.— Tranquilo, tu madre es quien se ocupa del dinero. Me pidió que lo hiciera para que no terminaras yéndote a otros lugares... Eres un chico bastante problemático, me parece.

—Sí, claro. Cállate y déjame comer.

—Vaya genio, eh. Provecho.

› › ›

Justo una hora después, Jeongin terminó de desayunar y hacer todo lo que le faltaba. Seungmin y él se subieron al coche del padre del menor. Jeongin tenía licencia de conducir, pero igual no lo dejaban hacerlo por lo irresponsable que era, sin mencionar aquella vez en la que ocasionó un accidente.

Seungmin era mucho más calmado en todo, sabía manejar bien y con cuidado, además de que aparcaba de buena forma y con rapidez.

Aunque llegaron después de lo planeado, Jeongin alcanzaba de sobra a atender la primera clase y las siguientes.

—Con mucho cuidado, ya lo sabes.

—Sí, papá. Ya lo sé— dijo, rodando los ojos.

—¿Te recuerdo a tu padre?— preguntó con una sonrisa.

—No, para nada. Sólo trataba de molestarte.

—¿Sabes? Me gusta que seas sincero.

—No te pregunté.— aceleró al paso al ver a su mejor amigo, aún con el castaño a su lado.

—Tal vez deba darte una charla sobre la libre expresión— habló, encogiéndose de hombros— Como sea, recuerda que a las dos de la tarde estaré esperándote afuera.

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