03 | Mocoso.

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Al final, Jeongin hizo caso y se bañó, o bueno, pensaba que no era porque lo había mandado, sino porque era en verdad necesario. Eso de manchar su ropa a propósito sólo para llevar la contraria no era lo más inteligente que pudo hacer.

Cuando salió, dejó su ropa sobre una silla que tenía en su habitación, y luego se vistió con prendas limpias. Aún tenía un poco de rabia, ya que iba a desayunar hasta que tuvo que irse a bañar, y aunque fuera su culpa, no iba a admitirlo.

Kim Seungmin comenzaba a caerle mal. Nunca alguien le había tratado así, como si tuviera la autoridad. No era mucho de su agrado.

—¿Qué haces?— preguntó al pasar por la cocina, frenando al ver a Seungmin frente a la estufa.

—Panqueques. ¿Cuántos quieres?

—Dos— respondió, relajando la mirada— ¿Siempre vas a cocinar?

—No, hoy lo estoy haciendo porque estabas bañándote, y justo después de que hicieras esa escena tan lamentable.— comenzó a servir la primera porción en un plato— Soy una persona bastante empática.

—Sí, ajá. Seguro que eres un pan de Dios.

—¿Qué puedo decir? Esa es una buena forma de llamarme.

—Claro... Pronto irás mostrando tu verdadera cara.

—Sí, sí, deja de decir tonterías y ve a sentarte, en un momento voy a pasarte tu comida.

—Ya crees que te haré caso de nuevo— soltó, rodando los ojos.

—¿Quieres pasar hambre?— le cuestionó, girando para verlo— Deja tu orgullo y haz lo que te digo.

—Eres un confianzudo— murmuró el chico, alejándose de allí.

Pronto, Seungmin caminó junto al plato y un vaso con jugo, sirviéndolo sobre la mesa. Jeongin estaba sentado en el sofá, viendo un programa en la televisión, y aunque lo llamó varias veces, sólo hizo caso cuando quiso. Se sentó para comer, hasta que vió que el mayor no se iba.

—¿Qué?

—Provecho— dijo Seungmin, cruzado de brazos.

Jeongin lo miró con el ceño fruncido, aún esperando a que se fuera a otro lugar.

—Se dice gracias, no sé si te han enseñado esa palabra.

—¿Por qué te agradecería? Yo no te pedí esto.

Sus cejas se levantaron a la vez, escucharlo hablar así en verdad lo sorprendió. Ya sabía que era grosero, pero no que lo fuera a ese punto.
—Pero bien que lo hice, y un favor es un favor.

—¿Por qué tú vas haciendo favores sin necesidad?

—No, ¿tú por qué no puedes agradecer? Estoy haciendo algo que te beneficia, es lo que menos puedes hacer.

—No te esfuerces tanto, eh.

—En fin, de nada. Piensa en ello.— por fin caminó para irse. Jeongin lo miró mientras lo hacía, aún confundido y un poco disgustado, aunque los panqueques sí estaban buenos.

› › ›

Las horas pasaban, y nada salía de lo tranquilo. Estos dos jóvenes ni hablaban, Jeongin estaba siempre en su habitación, a no ser que tuviera que salir para comer. Seungmin compró comida a domicilio con el dinero que le habían proporcionado los padres de Jeongin, y este mismo se ocupó de servir su plato. Seungmin también comió, pero luego de eso sólo se fue a la habitación de invitados y se distrajo en su teléfono.

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