25 | Fácil.

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Jueves, 11 a. m.

Seungmin y Jeongin estaban juntos en la cama, no hacían nada especial, sólo estaban charlando un rato. Fue una noche un tanto alocada, por lo que amanecieron juntos y lo único que los cubría era una sábana.

Estaban hablando tranquilamente, y todo normal, hasta que de un momento a otro, Seungmin comenzó a besar a Jeongin.

—Mmh... Bien...

—No quiero que lleguen tus padres, Yang Jeongin— le susurró al oído, ahora subido encima de él. Estaba en medio de las piernas de Jeongin, mientras comenzaba a besar su cuello— Te necesito cerca más tiempo.

—Sabes- Sabes que todavía no vienen— murmuró en respuesta con los ojos cerrados, Seungmin sabía cómo hacerlo sentir con esas caricias.

—En unas semanas... ¿Quieres que me vaya?— subió un segundo y le dejó un beso en la mejilla.

—No, claro que no, ¿pero qué le vamos a hacer?

—Me metí en problemas al venir aquí a cuidarte, ¿mmh?— habló con voz suave otra vez, inclinándose de nuevo. Parecía que no podía despegarse de su cuello por mucho tiempo.

—... ¿Por qué?

—Porque ahora siento que no podré irme de esta casa en paz... Necesito tocarte, besarte, estar junto a tí.

—No lo sé, Seungmin.

—¿Cómo podrás permitir eso?— bajó una de sus manos hasta la cadera del chico, acariciándola por un segundo.

—No estoy pensando en eso...

—Yo sí.— lo besó por última vez, para luego acomodarse bien y mirar al chico a los ojos— ¿Qué tal si... Aprovechamos que ya estamos desnudos?

—Uff, ¿a estas horas de la mañana?... Cuando te vayas será un descanso para mi culo.

—No seas mentiroso, sé que vas a extrañar todo esto de mí.

› › ›

Unas horas después, Seungmin se encontraba en la sala, hablando por teléfono.

Ya habían pasado unos días desde que habían ido a la universidad para pedir que lo dejaran volver, pero la directora no cedió. Seungmin siguió insistiendo con los directivos por llamada.

Jeongin tenía la mirada puesta en él, hasta poniendo una sonrisa tonta. Ver a Seungmin casi discutiendo para defenderlo lo hacía sentir especial de cierta manera.

Ni notó cuando el mayor colgó la llamada, estaba demasiado absorto.

—¿Qué pasa?— Seungmin le mostró una sonrisa, guardando su teléfono en el bolsillo.

Jeongin pestañeó un par de veces.— ¿Huh? ¿Qué? Nada.

—Me encanta esa sonrisa.

—Por Dios, basta— susurró, rodando los ojos.

—Es en serio... En fin, esa señora sigue echándote la culpa de todo, no quiero que sigas quedándote atrasado.— soltó un leve quejido— Lo siento, esa directora... Me estresa un poco el tema, sabiendo que tú estabas siendo responsable estos días.

—Es tierno que me defiendas así, pensé que te gustaba regañarme y castigarme.

—¿Castigarte?... Claro que sí, pero sabes que no lo hago de ese modo, ya que nunca me enojo contigo en serio.— dió unos pasos para acercarse a donde estaba el menor, agarrando su mejilla.— Y por cierto, claro que te voy a defender, no es posible que te tachen de mala persona por cosas del pasado.

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