20 | Atención.

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Las horas pasaban, y Seungmin aún no llegaba a casa. Incluso llegó la noche, no tan tarde, pero el sol ya se había ocultado. 7 p. m.

Jeongin estaba sentado en el sofá, escuchando música a todo volumen con su teléfono, hasta que la puerta principal se abrió. Inmediatamente, le bajó el volumen a la música.

Seungmin entró a la casa y dejó una bolsa de plástico sobre otro sofá frente a Jeongin, aún, viéndolo.

—¿Dónde estabas?— preguntó un poco curioso.

—Haciendo unas cosas... Perdón por no avisarte antes.— soltó un suspiro, se acercó a donde estaba el menor y se tiró al mueble, justo a su lado.— Estoy un poco cansado.

—Mmh, ya.

Seungmin se acomodó del todo en su lugar, para luego voltear a mirar a Jeongin con una expresión difícil de descifrar.— Me sorprende verte aquí, Yang Jeongin. Sospeché que ibas a aprovechar que no estaba para irte a otra parte.

—Pues, hoy no me invitaron a nada... Así que no pensé en salir.

—Mmh, así que no fue por obediencia, ¿sino porque no se dió la oportunidad?— le cuestionó en un tono serio— Pensé que ya habías aprendido algo de lo que te llevo enseñando, ¿o ya se te olvidó?

—Bueno... Tampoco iba a irme sin decir nada antes, ¿feliz?

—Pues no del todo, pero algo es algo.— se puso de pie antes de estirarse un poco.— Creo que puedes prepararte algo tú mismo si tienes hambre, ya sabes, algo ligero.

—Ajá.

Seungmin caminó en otra dirección, ya sin estar a la vista del otro, quien siguió en su teléfono.

En menos de dos minutos, escuchó la voz del mayor nuevamente.

—Yang Jeongin, ven un momento.

Con un poco de pereza, se colocó de pie y fue a donde estaba Seungmin, es decir, la cocina.

—¿Qué ocurre?

Seungmin hizo una cara seria y señaló el lavaplatos.— Debes lavar tus trastes. Me he dado cuenta que lo haces de vez en cuando, cuando es siempre. No puedes esperar a que alguien más lo haga por tí, ¿entiendes?

—Ya, perdón— dijo, metiéndose en un lugar frente a él y logrando empujarlo un poco. Se hizo en el lavaplatos y comenzó a lavar el plato.

El castaño se quedó viéndolo con los brazos cruzados mientras este hacia lo suyo. Mientras eso, el celular de Jeongin sonó. Se secó un poco las manos para sacar su teléfono y ver qué era la notificación.

Al leer el mensaje, Jeongin soltó una risita y comenzó a responder.

—¿Qué estás haciendo?— preguntó el mayor frente a él.

—Contestando un mensaje...— respondió casi absorto en la pantalla. Sólo miró al chico por un segundo, para luego seguir escribiendo.

Por alguna razón, a Seungmin se le estaba colmando la paciencia. Había algo en ese día por lo que estaba estresado y apenas podía controlar su estado de humor.

—¿Puedes por favor dejar de escribir y seguir en lo que hacías?

Ahora sí, Jeongin lo miró por más tiempo, extrañado.— ¿Qué pasa, Seungmin? Apenas estoy escribiendo... Y ya casi termino de lavar ese plato.

—Pero cuando estás haciendo algo, te concentras en eso y no te pones a responder mensajitos. Sigue.

El menor frunció el ceño.— Estás muy insoportable hoy, hombre. ¿Por qué no puedes esperar un poco?

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