Cap. 2

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Ella lo miró, contemplando la mirada cálida de este hombre inesperado, cautivada por el café de su ojos.

Parte de ella quería decirle su nombre y
refugiarse en sus brazos, pero su vida ya estaba lo suficientemente complicada como para sumarle más. Así que en un intento de ser casual, simplemente respondió:

–Es más interesante sin nombres.

Le dio otro beso cargado de pasión y antes de que pudiera reaccionar el, ella abrió la puerta y se perdió entre la multitud.

–¡Hey! ¡Espera!. Dijo Tom.

Pues fue tomado por sorpresa. Salió tras ella, pero se tropezó con un tipo que le dijo bruscamente:

–. ¡Ya era hora hombre! "Apártate que tengo que mear".

Tom lo miró por unos segundos, decidió ignorarlo y siguió su camino, pues un anhelo en el pecho le gritaba que no dejara escapar a aquella morena misteriosa que le había desordenado las hormonas.

Caminaba sobre montones de gente en el bar, los chicos y chicas disfrazados estaban bebiendo, y meciendo sus cuerpos al compás de la música. El ruido era demasiado fuerte y la multitud de personas no le dejaba avanzar.

Tras buscar sin éxito a la linda colegiala, se rindió sin más . Era un hombre de 28 años y, no era la primera vez que tenía un encuentro casual, entonces..... ¿Por qué tenía tantas ganas de encontrarla?.

Sé dirigió hasta la barra y bebió una cerveza, sintió com el calor del licor penetraba su garganta.

Otras chicas con disfraces provocadores se le encimaban, pero no estaba interesado, pues una sensación en su corazón y vientre lo tenían frustrado y no sabía que era ni porqué.

Finalmente se dio por vencido y salió del ruidoso bar.

Caminaba hacia donde había aparcado su auto; giró la esquina para entrar a un callejón cuando vio a una pareja en la oscuridad, la chica estaba con la espalda contra el muro y el chico de pie frente a ella. No era nada nuevo encontrarse a jóvenes buscando rincones
oscuros para intimar.

Tom hubiera seguido de largo, pero
reconoció esa minifalda, y ese liso cabello negro como la noche. Lo que vio
lo dejó paralizado donde estaba y sintió como un fuego  inmenso corrió por sus venas, pues cualquier persona que viera esa escena, se daría cuenta que ella no quería ser besada, por aquel tipo.

El hombre la tenía presionada contra la pared, con las manos de ella por arriba de su nuca aprisionandola, y con la otra mano le sujetaba bruscamente la mandíbula, para intentar besarla.

A Tom se le nubló la visión
y en segundos se acercó a aquel infeliz. Lo agarró desprevenido por el hombro y lo giró hacia él, clavándole un gran golpe en el rostro asiendo sangrar su nariz y se desplomó en el
piso.

Estaba en el suelo llorando de dolor, entonces Tom lo reconoció. El chico no llevaba puesto el antifaz, y bajo la luz del faro reconoció a Lucas Miller, era uno de sus alumnos, quien ya estaba repitiendo por segunda vez una de
las materias que enseñaba de Ingeniería en sistemas.

Por suerte, Tom tuvo la sensatez de reaccionar rápidamente y se subió su propio antifaz que había dejado arriba de su frente.

Volteó para ver dónde estaba ella. La
morena seguía contra el muro con la respiración a mil por hora, lo miraba con sorpresa y no podía emitir ni una sola palabra.

Ella también estaba sin su
antifaz y de inmediata reconoció quién era.

Ella también era su alumna... Melanie Castillo.

—¡Mierda! ¿En qué lío me he metido?

Una cosa era impedir una agresión. Y otra cosa más para agregar a la lista de actos inapropiados era follarse a una de sus estudiantes.

Si alguien se entera de aquél acto carnal, sin duda perdería su empleo. Sin embargo, éste no era el momento apropiado para analizar todas las posibles consecuencias, tenía que actuar y asegurarse que ese idiota no volviera a acercarse a Melanie.

Enseguida la miró a ella, se acercó y acarició sus hombros de manera consoladora; le preguntó con voz suave:

– ¿Estás bien?

Ella lo contempló con ojos grandes, bajo la mirada hacia Lucas en el suelo y luego la subió hacia el.

Asintió con la cabeza... pero Tom le dijo demandante mente:

–"palabras, quiero palabra pequeña."

–. Sí, ..... Dijo Melanie en un hilo de voz.

Tom podía ver el miedo en sus ojos; y sintió otra ola de furia al imaginar qué pudo haber pasado si él no se hubiera cruzado con ellos, qué le hubiera sucedido a ella si no lo hubiese detenido.

En ese momento, Lucas se había recuperado y estaba nuevamente de pie.

–¿Oh viejo qué es lo que te pasa,? ... Dijo arrastrando las palabras, poniendo en evidencia su embriaguez.

–¡Suelta a mi chica!.

Tom giró, y la furia había regresado, completamente a él.

Tom tomo otra vez al borracho desprevenido. Propinándole un gancho en su estómago. Lucas exhaló lastimosamente, aventándose hacia su atacante, la única razón por la que no caía de rodillas al suelo era porque Tom lo tenía sujetado; se acercó a su oído y le susurró amenazante.

–"Debes aprender a comportarte como un hombre de verdad, jovencito. Si me
entero que le pones un dedo encima a Melanie, o cualquier otra chica sin su permiso, te voy a enterrar en una tumba tan profunda que ni los perros por más que olfateen no encontrarán tu cadáver"....

–¿Entendido?.

Lucas solo pudo gemir suavemente un "Sí".

Tom lo soltó, dejándolo caer al suelo donde permaneció acurrucado, recuperando el aliento. Se dirigió hacia Melanie y la tomó de la mano, llevándola con él hasta su
auto.

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𝚃𝚑𝚎 𝚝𝚎𝚊𝚌𝚑𝚎𝚛 𝚊𝚗𝚍 𝚝𝚑𝚎 𝚊𝚙𝚙𝚛𝚎𝚗𝚝𝚒𝚌𝚎 (𝚃𝚘𝚖 𝙺𝚊𝚞𝚕𝚒𝚝𝚣)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora