𝚃𝚑𝚎 𝚝𝚎𝚊𝚌𝚑𝚎𝚛 𝚊𝚗𝚍 𝚝𝚑𝚎 𝚊𝚙𝚙𝚛𝚎𝚗𝚝𝚒𝚌𝚎 (𝚃𝚘𝚖 𝙺𝚊𝚞𝚕𝚒𝚝𝚣)

Cap 33 (Final)

Pasaron 5 meses y culminaron su entrega en un hermoso matrimonio ante dios que presenció su unión en la buenas y en las malas, en lo próspero y en lo adverso, en la salud y la enfermedad y hasta que la muerte los separara. Pasaron una luna de miel maravillosa en las playas de Grecia.

Melanie jamás avía viajado fuera del país y se sentía una chica de mundo al lado de su esposo Tom, pasaron unas semana inolvidables donde hubo amor, pasión y entrega total, no era aquel sexo casual entre cuatro, era un acto de dos a eso se le llamaba hacer el amor.

Pasaron seis meses después de aquel evento tan memorable donde ya se pertenecían, en su totalidad. Era mes de marzo y el sol brillaba radiante en el cielo, Melanie y Tom caminaban lado a lado, la brisa era fresca y bienvenida para disipar el calor, las hojas de los árboles parecían suspirar al moverse con el viento.

Habían caminado por un sendero en el parque durante quince minutos. Tom tenía sombras de recuerdos de aquella vasta expansión de naturaleza, era un parque emblemático de la ciudad. Hacía muchos años que no había ido a ese lugar.

Se detuvieron ante una doble hilera de árboles cuyas ramas adornadas de flores violetas hacían un túnel natural que evocaba un paisaje sereno y romántico.

–Es aquí.

Dijo Melanie sujetando la sencilla urna funeraria de bambú donde reposaban las cenizas de su difunta tía.

–Cuando me ponía melancólica o rebelde, mi tía me traía a este lugar. Me decía que había sido el túnel secreto donde venían  a  jugar ella y mi mamá de niñas, luego fue el lugar donde mi padre le pidió matrimonio a mi
madre, y aquí es donde me trajo para depositar las cenizas de mis padres cuando fallecieron y me quedé a vivir con ella.

–Se me había olvidado la sensación de paz que siento cuando vengo a este lugar. No he venido desde antes que ella murió.

Tom la miró conmovido y dijo:

–Lamento que hayas perdido tanto. No es justo.

–No, supongo que no lo es; pero creo que cuando dejas de tomártelo como algo personal puedes ver y apreciar que aún hay esperanza de que las cosas mejoren.

–Eso me suena familiar.

Dijo Tom, con su comisura alzada en una medio sonrisa.

–No dejo de aprender de ti, de Amara ni de Bill. Creo que mi tía y mis padres pueden descansar en paz sabiendo que aunque no estén, te tengo a ti, a ellos y a mi retoñito.

Eso lo dijo acariciando su vientre ya prominente, como pasó pues es el resultado de aquella trampa de pastillas que solo eran placebos y de aquellos encuentros seguidos en Grecia , era el fruto de su amor.

–Me encantas y los amo.

Respondió Tom y le dio un beso suave en los labios con su mano agarrando su vientre.

–No los defraudaré.

Él bebé que llevaba en su vientre Melanie pateo la mano de Tom este sonrió ala acción de su bebé.

Melanie suspiró y se giró, caminó hasta el tercer árbol en la hilera de la izquierda y se arrodilló ante él. Quitó la tapa de la urna y vació las cenizas a la base del árbol, en su mente hablando con su familia.

Tom se quedó atrás respetando su espacio, cuando estuvo lista, se levantó acudiéndose la tierra y ramas secas de sus rodillas, limpiando su rostro de las lágrimas que corrieron por sus mejillas.