Cuando llegaron a donde vivía Tom, Melanie no podía creer lo que veía.Estaban a menos de cinco kilómetros de la universidad, pero la ubicación era conocida por ser habitada por personas adineradas, y la arquitectura de cada casa, más grandiosa que la anterior, lo evidenciaba. Cuando se adentraron en el garaje de Tom, Melanie no dejaba de contemplar todo con admiración.
¿Quizás los cuentos de hadas si existían? Se pellizcó para asegurarse de que no estaba soñando.
Una vez adentro de su hogar, Tom la guió escaleras arriba hacia una habitación con una
cama matrimonial y un baño privado que ostentaba una ducha encerrada en vidrio cristalino. La calidad y el lujo de todo lo que la rodeaba no le pasó por alto; se sintió avergonzada por que ni siquiera tenía una habitación propia.Tom notó su incomodidad, pero creyó que se debía a que ella se sentiría obligada a pagarle su estadía como él suponía había sido el caso con Lucas, y de ninguna manera, se aprovecharía de alguien así, menos con ella, aunque lo que más quería era probar los besos de sus labios otra vez y escucharla gemir debajo de él.
–Ésta es la habitación de huéspedes, Melanie.
Ella giró para mirarlo, sus
ojos negros lo contemplaron con curiosidad.–Si necesitas cualquier cosa mi habitación está al final del pasillo.
–A claró. inquieto por la
tensión que estaba cargando el ambiente entre los dos–Aquí estarás a salvo, Melanie. Nadie te hará daño, puedes dormir tranquila.
Melanie sintió un nudo en la
garganta, sus miradas cargadas de tantas cosas que ninguno de los dos
lograba explicar.–No tengo cómo agradecértelo.
Susurró. Y sin pensarlo se acercó a él y junto su boca con la de él, besándolo de manera espontánea y necesitada, como lo había hecho unas horas atrás, antes de saber quién era.
La fusión de sus labios provocó
una reacción de placer; Melanie sintió como se tensó por un momento, pero luego gimió bruscamente, necesitada y posesiva Tom abrazó su cintura. Ella sentía su corazón latiendo en su pecho con tanta fuerza que estaba segura que él lo podía sentir retumbando contra el suyo, esta se estremeció al sentir sus cuerpos tan cerca mientras la besaba como nadie nunca antes la había besado.Y entonces, de manera tan súbita como había iniciado, se paralizó. Tom frunció el ceño y dio un paso atrás. Sus ojos eran rojos como el fuego pero negó lentamente con la cabeza.
–No. Dijo apretando la mandíbula.
Melanie se encogió lastimada por
su nueva reacción.– Disculpa, no... no quise...
–No podemos, Melanie. ¡Joder!
–Nunca debió haber sucedido.
Ella agachó la cabeza avergonzada
–Lo siento profe.
Melanie se mordió el labio apenas lo
dijo; se dio una cachetada mental, fue algo inconsciente, la costumbre de llamarlo así, se le escapó. Si solamente la hubiera rescatado de Lucas, no habría problema, pero llamarlo así reforzaba los roles que tenían, él era su profesor, ella era su aprendiz, y lo que habían hecho antes no debió ocurrir, a pesar de que ella quería que sucediera otra vez.Aunque sabía que no debía, ansiaba estar junto a él, sentir el calor de su cuerpo, tocarlo, besarlo, volver a sentirlo adentro de ella.
–Disculpa. Quiero que sepas que no le diré nada a nadie.
Dijo desesperada para calmarlo, pero su desliz verbal terminó de enterrar en el ataúd.–No Melanie, quien te debe una disculpa soy yo. Yo soy tu profesor, es mi responsabilidad actuar con mayor propiedad. Me aproveché de la situación y no me puse a pensar la posibilidad de que podías ser una de mis alumnas, el culpable aquí soy yo.
–Lo... lo siento.
Dijo con la vista clavada en el suelo, la cara de humillación que la embargaba la tenían deseando que la tragara la tierra.
–Ha sido una larga noche.
Es mejor que descansemos y mañana con la cabeza clara pensaremos en qué hacer.
Acariciaba su hombro de consolación y apretó su brazo logrando que volviera a mirarlo a la cara.
Su semblante revelaba que estaba consternado, exhaló lentamente y le dijo
–Buenas noches, Melanie. Descansa.
Salió de la habitación y la dejó allí en el sitio en aquel hermoso dormitorio, su corazón a mil, sus labios anhelando otro beso, sintiendo un fuego ardiendo en su interior como si el sol habitara dentro de ella.

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𝚃𝚑𝚎 𝚝𝚎𝚊𝚌𝚑𝚎𝚛 𝚊𝚗𝚍 𝚝𝚑𝚎 𝚊𝚙𝚙𝚛𝚎𝚗𝚝𝚒𝚌𝚎 (𝚃𝚘𝚖 𝙺𝚊𝚞𝚕𝚒𝚝𝚣)
FanficNunca beses a alguien en una fiesta con antifaz porque no sabrás quién se esconde detrás de él. No importa si es irresistiblemente atractivo. Y definitivamente no deberías volver a besarlo cuando sabes que una relación con él puede traer serias cons...