Cap 6

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"El espejo del baño  reflejaba una  imagen borrosa gracias al vapor que salía  de la ducha.

Con el ánimo por los suelos y el deseo al tope, Melanie se desnuda, deslizando cada prenda de ropa, por su escultural cuerpo, entra a la ducha disfrutando la cascada de agua que caía. La pues al sentirla le alivia un poco la tensión del cuerpo, aunque no su mente.

El recuerdo de su encuentro con su profesor en el bar  cuando no sabía quién era no dejaba de pasar por su mente una y otra vez. Por lo tanto su cuerpo reaccionaba involuntariamente, al recordar como sus manos apretaban sus nalgas debajo de la falda, los botones de sus pechos se erizaron
anhelando nuevamente su boca en ellos. Su clítoris palpitaba, reclamando atención y Melanie se coloca en la sima de la tina de baño, abriendo lentamente las piernas, levantando una pierda en la orilla de la tina,  separa aún más sus pliegues, ya  húmedos con sus dedos, frotándolos de arriba abajo, sintiendo  el jugo de su deseo, lubricando su clítoris palpitantente, Melanie movía su mano más rápido, imágenes de como Tom la penetraba una y otra vez contra la puerta del baño se reproducían en su mente, el clímax creció en su interior. Poco antes de explotar, introduce dos dedos lentamente, penetrando su entrada, sus músculos internos los reciben con gusto.

Se envestía así misma sintiendo placer, pero realmente anhelaba el Pene hinchada, largo y venoso de su  profesor.

El calor que emanaba de su interior ansioso succiona sus dedos mientras los mete y saca una y otra vez, esparciendo su rico jugo, impregnando el baño con la deliciosa fragancia de su excitación en una nube de vapor.

Con la otra mano vuelve a prestarle atención a su clítoris, apenas hace contacto con la punta de sus dedos, frotándolo sin tenerle ninguna piedad, aquella pequeña motita de carne hipersensible desata una explosión de éxtasis que arranca gemidos silenciosos de su garganta donde llama el nombre de Tom hundiéndose en otro delicioso orgasmo.

Sin embargo no se siente satisfecha, se apoya de la pared y cierra los ojos, ignorando el hecho de que Tom acababa de espiarla en el acto.

Pues había  regresado a la habitación de huéspedes para prestarle algo de ropa, pensando que probablemente dormiría incida  en aquel atuendo que no hacía más que provocarlo, cada vez que la miraba.

Dejó la camiseta en la cama, sin duda, imaginarla sin ropa interior y como n solo su camisa puesta ya la tenía dura como una piedra.

Escucho el sonido de la ducha, su único propósito era dejar la ropa, e irse. Pero entonces escucho algunos suspiros nada comunes y las ganas pudieron más que su sentido común.

Abrió la puerta suavemente, y su visión se nubló por el vapor hasta que pudo ver su figura curvilínea a través del cristal.

Estaba sentada en el la tina con sus piernas abiertas, jadeando suavemente
con la mano entre ellas; su Pene comenzó a palpitar al contemplarla, ver como se penetraba con dos dedos en su sexo, sus pechos meciéndose bajo sus agitadas respiraciones.

Cuando escuchó el gemido sigiloso que pronunciaba su nombre y  las sacudidas
orgásmicas de su cuerpo, se obligó a dar un paso hacia atrás y cerrar la puerta.

Sujetaba la perilla con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos.

Tom quería entrar allí, olvidarse de lo que era correcto, y ahogarse en ella.

Quería hacerla suya uno y otra y otra vez. Tragarse sus gritos de éxtasis mientras sentía
como se corría sobre su Pene, que sus ricos jugos lo chorrearan hasta bañarlo por completo. Salió echo fuego de a aquella habitación.

Y se adentró inmediatamente ala de él, aún así no podía escapar de la imagen de Melanie masturbándose y gimiendo su nombre, estaba tatuado las imágenes se reproducían en su memoria como película porno.

Tom sacó su miembro venoso del pantalón, rodeando su punta y sobándola. Gimió a través de dientes cerrados por la sola idea de que Melanie estaba al final del pasillo.

Empuñó su sexo, el líquido
preseminal brotando de este, asiendo lubricar su glande. Su mano subía y bajaba la extensión de piel de su Pene, sus movimientos se aceleraban.

Imaginó a Melanie sentada sobre él, sus pechos rebotando perversamente mientras lo cabalgaba, recordó el sonido necesitado
de su voz cuando le rogó horas atrás.

–"¡Métemela toda!".

Y con ese simple recuerdo su semen salió a chorros .., aterrizando en el suelo oscuro de su habitación agitación y sobre su mano, se apiló sobre la pared con el brazo y la cabeza sobre el acelerado, sintiendo un choque eléctrico y aún con más ganas de ella .

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𝚃𝚑𝚎 𝚝𝚎𝚊𝚌𝚑𝚎𝚛 𝚊𝚗𝚍 𝚝𝚑𝚎 𝚊𝚙𝚙𝚛𝚎𝚗𝚝𝚒𝚌𝚎 (𝚃𝚘𝚖 𝙺𝚊𝚞𝚕𝚒𝚝𝚣)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora