Cap 29

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Entró como una tormenta, violento y con una mirada llena de pura ira, un grito escapa de su boca como un trueno, mientras que su puño
conecta como el impacto de un relámpago aterrizando sobre su primer objetivo, la quijada de Lucas, cuya expresión de sorpresa se transforma en una de dolor al recibir el puñetazo de Tom.

Luego agarra a Eugenio por la cabeza, atrapándolo en una llave y le da un rodillazo en el abdomen, gira el cuerpo debilitado del chico y lo empuja contra Lucas, los dos caen sobre la mesa frente al sofá.

Tom tiene la mente segada de ira, esta a punto de abalanzarse sobre ellos, quiere patearlos y
golpearlos hasta que sean una masa inerte únicamente capaz de sentir dolor; pero antes de que pueda seguir, Bill intercede entre
su amigo y los dos chicos se retorcían en el suelo.

Bill trata de apartar a Tom, pero moverlo a él es como intentar derribar a una montaña.

La voz de Bill atraviesa la niebla roja que tiene cegado a Tom

–Yo sé lo que quieres hacer hermano, créeme que te entiendo, pero no es la manera. Vamos a sujetarlos y arreglar esto de una vez por todas.

Tom jadea, la adrenalina aún corriendo por su cuerpo, pero sabe que Bill tenía razón.

Se voltea buscando a Melanie. Amara la había alcanzado cuando empezó la lucha y están de pie en el marco de la puerta que lleva a la cocina, sus brazos rodeando a la morena.

Amara la suelta cuando Tom va hasta ella, toma su rostro entre las manos y pregunta asustado:

– ¿Estás bien? ¿Te hicieron algo? ¡¿Qué te hicieron?! Te an tocado.

El rostro de Melanie se arruga en una mueca y rompe a llorar. Tom la abraza fuerte contra él.

– ¿Por qué no me avisaste?.

Murmura contra su oído.

Melanie alza el rostro, mirándolo con ojos llenos de miedo.

-Iván a publicar el video en Internet.

-Igual debiste confiar en mí... En nosotros...

–Nosotros hay un Nosotros.

Pregunta Melanie, ella solo creía que era sexo casual y su aprendiz.

–Claro que hay un nosotros Melanie, quizás no te des cuenta y quizás sea muy pronto para ti pero estoy enamorado Melanie, no te lo confesaba por qué quería estar seguro de lo que sentía, te prometí no hacerte daño. Por eso no te lo confesaba y quería esperar hasta que te graduaras para proponerte que fueras mi novia formal, lo que tengo con tigo no es pasajero, yo no tengo sexo con tigo a diario Melanie yo te hago el amor.

Miro Tom sus ojos negros limpiando las lágrimas de su rostro.

–Perdón.

Emitió ella en un susurro lo miró y suspiró.

–Ya, ya.

Dijo Tom abrazándola.

–Me aseguraré de que no vuelvan a salirse con la suya.

Bill y Amara habían hecho el trabajo rápido de sujetarlos, utilizando bridas que habían tomado de la guantera de su auto antes de subir.

Lucas y Eugenio estaban sentados hombro a hombro en el sofá, cada uno con las muñecas atadas a sus espaldas, pero en vez de sujetarles las piernas del mismo modo,
Bill había sujetado la pierna izquierda de Lucas a la pierna derecha de Eugenio, de manera que si alguno quería levantarse para hacer algo, no podrían lograrlo sin coordinarse juntos.

𝚃𝚑𝚎 𝚝𝚎𝚊𝚌𝚑𝚎𝚛 𝚊𝚗𝚍 𝚝𝚑𝚎 𝚊𝚙𝚙𝚛𝚎𝚗𝚝𝚒𝚌𝚎 (𝚃𝚘𝚖 𝙺𝚊𝚞𝚕𝚒𝚝𝚣)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora