𝚃𝚑𝚎 𝚝𝚎𝚊𝚌𝚑𝚎𝚛 𝚊𝚗𝚍 𝚝𝚑𝚎 𝚊𝚙𝚙𝚛𝚎𝚗𝚝𝚒𝚌𝚎 (𝚃𝚘𝚖 𝙺𝚊𝚞𝚕𝚒𝚝𝚣)

Cap 25

El día de chicas era sin duda uno de los días que Melanie más había disfrutado hasta el momento. La conversación entre ambas mujeres fluía como agua, libre de silencios incómodos que buscan ser llenados con comentarios acerca del clima.

Amara la había llevado primero a un sitio para que desayunaran, y allí, entre bocados, café y jugos Melanie conoció la impactante historia de Amara. Su mente aún no procesaba por completo la novela de cómo Bill y ella terminaron juntos y cómo lograron superar los obstáculos y dificultades en su camino.

No le cabía duda que la historia de Bill y Amara era algo digno para un libro, y Melanie estaba agradecida por su confianza.

La morena nunca había ido a un spa, así que estaba sorprendida cuando las recibieron con una copa de vino espumante e inmediatamente les ofrecieron unas suaves pantuflas a cambio de sus zapatos deportivos.

Tras un baño en el jacuzzi, acompañado por otra copa, Melanie siguió las instrucciones de Amara cuando dijo que debían darse una ducha de agua fría antes de ir al sauna.

Las dos mujeres tenían piel de gallina y los dientes de Melanie castañeaban entre maldiciones burlonas que le dirigía a la rubia, diciendo que toda la relajación del jacuzzi se había ido a la mierda junto con el agua fría de
aquella tortuosa ducha.

Amara simplemente se carcajeó y la guió hasta la puerta de madera clara. El contraste entre temperaturas estremeció el cuerpo de Melanie, el intenso calor seco dentro del sauna borró inmediatamente el frío de su
piel.

Se sentaron lado a lado sobre el banco inferior que ocupaba la longitud de una pared hasta hacer esquina con forma de L hasta la otra.

Ambas llevaban la toalla blanca del spa anudadas sobre el pecho, pero en segundos dejaron la tela blanca caer sobre el banco de madera, quedándose en traje de baño.

–Es aún mejor si nos quitamos los bikinis.

Dijo Amara casualmente mientras se desamarraba el nudo sujetado en su nuca.

–¿Y si entra alguien?.

–Estamos en el vestidor de mujeres, aquí no es mal visto disfrutar del sauna desnuda.

Melanie asintió pero no se quitó su traje de baño.

–Pero si te hace sentir más cómoda, reservé este espacio para uso privado durante nuestros quince minutos.

Aún no estaba tranquila que una desconocida no iba a entrar y verla en su traje de baño, Melanie se quitó el bikini.

Un silencio eléctrico reinaba ahora entre las dos mujeres.

Nerviosa, Melanie empezó a hablar:

–Gracias por esto. Tenías razón, me he divertido mucho.

Amara trazó la línea de su hombro, esparciendo las gotas de sudor que perlaban su piel en una caricia suave y sugestiva.

–Nunca había sentido esto con alguien, quiero decir con una mujer. ¿Bill y
Tom hacen esto?.

Amara sonrió divertida y negó con la cabeza.

–No, ellos no sienten atracción por su propio sexo. Hay algunos hombres que sí, que comparten íntimamente como nosotras hemos compartido, pero ni Tom ni Bill sienten la inclinación pues son hermanos gemelos y no ven la atracción entre ellos hasta ahora.