Cap 24

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Melanie, siendo nueva a este tipo de encuentros, sentía los párpados pesados con sueño.

Los cuatro se habían desenredado de su abrazo, Amara y Melanie cada una recostada de su compañero. La televisión ahora transmitía un programa cotidiano, pero Melanie no lograba mantener los ojos abiertos, el sueño se apoderoándose de ella.

Con movimientos calculados Tom la apretó contra él y se levantó del sofá con ella en brazos. Le guiñó el ojo a modo de despedida a su hermano y cuñada, quienes le sonrieron al verlo irse con la mujer que lo había cautivado y se
había sumergido con ellos a la amistad tan especial e íntima que compartían.

Melanie despertó horas más tarde, se había dormido cuando aún era de día y ahora veía que en el cielo reinaba el indiscutible tono oscuro de la noche. Su estómago gruñó con hambre, sin duda tanto ejercicio le incrementó considerablemente el apetito.

Tom dormía profundamente a su lado, sonrió para contemplar su expresión serena, el destellando de alegría. Sin Duda con él tenía todo lo que muchas podrían desee era hermoso de pies a cabeza, atento, amoroso y sobre todo caliente muy muy tanto que con solo verlo dormir la calentaba desde adentro así afuera la sensación feliz y segura que la embargaba le resultó invaluable.

Se vistió con una camiseta y pantalones cortos, al entrar a la cocina se sorprendió al oler el delicioso aroma de café recién hecho, le encantaría beber una taza por la tarde, acompañada por alguna merienda. El reloj del
microondas marcaba las 7:00. Al fin y al cabo, para Melanie nunca era demasiado tarde para beber café.

Encontró unos panquecitos de vainilla en la despensa y cogió uno. Prácticamente se lo había devorado en tres mordiscos camino al jardín. Se sorprendió al ver a Amara haciendo yoga al borde de la piscina, los recuerdos de lo que sucedió entre ellas se cruzaron en su interior.

Melanie estaba sentada contemplando las formas y figuras que hacía su amiga hasta que concluyó con las manos en forma de oración en el centro de su pecho. La rubia se acercó hasta ella, sus mejillas sonrosadas
por su esfuerzo.

–Buen día bella durmiente.

La saludó con una sonrisa y un beso afectuoso en cada mejilla.

Melanie sonrió al responder:

– Si, me cayó de maravilla la siesta, creo que dormí como unas cuatro horas.

Amara la miró con una mueca bastante cómica en el rostro.

– ¿Cuatro horas? Creo que querrás decir 15.

–¡¿Qué?! ¿No juegues?.

–Son las siete de la mañana, cariño. Dormiste de corrido hasta el día siguiente.

–¡No me jodas!.

–¿A que no? Mira.

Amara tomó su teléfono móvil de la mesa y le enseñó la fecha y hora. Efectivamente era el día siguiente.

–Pero... ¡¿Cómo he podido dormir tanto?!.

–Hay que darle al cuerpo lo que pide ¡y punto!. Dijo asertiva.

– Hablando de cuerpos... Anoche mientras dormías le propuse a los chicos que hoy pasáramos el día juntas haciendo cosas de chicas. Qué te parece si nos vamos al spa, nos hacemos masajes, vamos al sauna, que nos hagan las uñas y los pies, y luego vamos a una boutique a comprarnos algo súper sexy
para cenar con ellos esta noche. ¿Te gustaría?.

Preguntó emocionada.

–Bueno... Es que...

–Te lo juro que la pasaremos genial.

–Insistió Amara.

–No es eso Amara, estoy segura de que sería muy divertido...

–Entonces, ¿cuál es el problema?.

–No tengo como pagar una salida así.

Dijo Melanie con vergüenza.

–No te preocupes por eso linda. Yo invito.

–No Amara, me da vergüenza.

Amara extendió los brazos y tomó las manos de Melanie en las suyas.

–No, por favor no hagas eso. No vamos a dejar de disfrutar por un sentimiento tan desanimado como la vergüenza. Ya mañana Bill y yo volveremos a casa, y como estoy con el lanzamiento de una nueva colección de ropa no tendré mucho tiempo para compartir jun juntas. Así que compláceme a mí, complace a los chicos, y déjate consentir un poco, ¿vale?.

–Está bien. Pero es un préstamo, te lo pagaré ok.

–¡Ay! ¡Déjate de tonterías, mujer! Ya verás que antes de lo que te imaginas tendrás el trabajo de tus sueños y serás tú la que me invite a salir a mí.

Melanie sonreía y asentía con la cabeza.

–Eso suena genial. Espero que así sea.

–¡Claro que sí! Aduéñate de tu destino, sin importar lo que te lance la vida.

Melanie la miraba maravillada

– ¿Siempre has sido así?.

–¿Así cómo?.

–¿Así de optimista?.

Amara se encogió de hombros y miró pensativa hacia el agua azul de la piscina.

–Creo que aprendí a ser optimista.

Su tono parecía melancólico; pero luego volvió la chispa dinámica de aquella rubia alegre

–Pero siempre he sido ¡más terca que una mula!.

–O sea, que no habría manera que te rechazara la invitación de hoy.

–En absoluto.

Sus ojos verdes brillaban.

– Así que ¿vamos? ¿o vamos?.

Melanie soltó una risa divertida antes de responder:

–Vamos.

————————————————————holi les subiré dos capítulos hoy por que tuve mucho trabajo en Hospi no tuve chanza. Disculpas

𝚃𝚑𝚎 𝚝𝚎𝚊𝚌𝚑𝚎𝚛 𝚊𝚗𝚍 𝚝𝚑𝚎 𝚊𝚙𝚙𝚛𝚎𝚗𝚝𝚒𝚌𝚎 (𝚃𝚘𝚖 𝙺𝚊𝚞𝚕𝚒𝚝𝚣)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora