Cap 4

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Melanie estaba sentada en su auto, y resultó ser que su caballero enmascarado no era otro sino el Profesor Kaulitz, no solo uno de sus
profesores de la universidad, si no su profesor favorito. No solo ella estaba encantada con él si no, también las alumnas y profesoras de esa universidad.

Después de conducir 15 minutos
sin rumbo fijo, Melanie encontró su voz.

–"Gracias."

–"Es lo que cualquier persona decente habría hecho, Melanie. Hombres como él son una mierda, y no merecen menos de lo que le di. Créeme que me hubiera gustado hacerle más daño, pero...

–"No, ni hablar. Aunque actuaste
en mi defensa, a ti te podría demandar por asalto agravado, y aunque ganaras el caso, te despedirían de la universidad."

Tom alzó la ceja impresionado y la miró de reojo.

–"¿También estudias leyes? Creí
que tu carrera era conmigo en sistemas."

Melanie sonrió halagada

–"No, pero después de ser secretaria durante tantos semestres en la Facultad de Derecho es imposible no aprender algunas cosas."

–"Cierto, tú eres becaria, y la alumna más brillante de mi clase."

Ese cumplido provocó el familiar aleteo de mariposas en su interior, halagada
por la atención de su profesor favorito de la facultad, con quien casualmente había tenido su primera vez y el mejor sexo de su vida.

Ante ese recuerdo, se ruborizó .

Los pensamientos de Tom iban por la misma sintonía, dandole el recuerdo de sentir su cuerpo suave y femenino apretado contra el suyo en aquel baño, el calor húmedo entre sus piernas abrazando su hombría, el sabor dulce de esa memoria se volvió amarga al darse cuenta que una relación entre ellos no podría suceder.

Él era su profesor, y tener relaciones con el alumnado era mal visto y sancionado.

Él perdería su empleo, pero su vida
seguiría; ese trabajo no era la fuente principal de sus ingresos, lo hacía porque lo disfrutaba.

El salario de un profesor no daba para los lujos que él disfrutaba, pero el trabajo le producía enorme satisfacción. El mayor problema sería para ella. Si fuese una alumna normal, no habría mayores consecuencias, una amonestación, o suspenderla... pero al ser becaria, la sancionarían con eliminar su beca; y estaba seguro que ella no podía costearse aquella universidad, y el culpable de arruinar lo que ella había trabajado tanto seria el el culpable.

Debía mantenerse a raya, controlar el
deseo implacable que le producía y velar por su bienestar.

–¿Quieres que te lleve a casa?

La pregunta tuvo el mismo
efecto como si la hubiesen envuelto en un alambre de espinas. Ante
el silencio incómodo de Melanie, Tom intuyó parte de la situación.

–Ese chico, Lucas, es tu novio
¿verdad?

Melanie asintió como respuesta.

–Y vives con él.

Lo último lo dijo como un hecho, no como una pregunta.

Encaminó su auto y apretó el volante, llevarla a la casa de ese imbécil estaba total totalmente fuera de discusión, así que la llevaría a su casa por ahora, y encontraría la manera de resistir la tentación al tenerla tan
cerca.

–Esta noche vienes conmigo, no te dejaré cerca de ese tipo.

–No, no quiero ser una carga.

–No eres una carga Melanie, ¡por
favor! No podría dormir tranquilo si te dejo a diez metros de donde esté él.

Ese gesto tan caballeroso y su genuina preocupación por su bienestar la conmovió profundamente, por lo que solo pudo sonreírle a modo de agradecimiento.

𝚃𝚑𝚎 𝚝𝚎𝚊𝚌𝚑𝚎𝚛 𝚊𝚗𝚍 𝚝𝚑𝚎 𝚊𝚙𝚙𝚛𝚎𝚗𝚝𝚒𝚌𝚎 (𝚃𝚘𝚖 𝙺𝚊𝚞𝚕𝚒𝚝𝚣)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora