CAPITULO 2

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Ivo no se opuso a mi acercamiento, al contrario, me lo siguió y se encargó de que pase a mayores, no me negué, ojo, no le estoy hechando la culpa a el, me hago cargo de mis acciones.




- yo nunca... - hablé un poco tímida, ya tirada en la cama, con su cuerpo encima

- es tu primera vez? - se adelantó a preguntar, ya que a mi no me salían las palabras




Asentí con la cabeza, dándole inicio a el, a de ahí en mas, aprovecharse de tanta inocencia.




- yo te cuido - soltó con una ternura probablemente falsa




Después de tomar mi sonrisa como consentimiento, empezó a bajar besando mi cuello, llegando a mi abdomen, me sacó el vestido, y siguió besando algunas partes de mi cuerpo.

Quisiera contarles con detalles, el problema es que mi memoria esta afectada por el alcohol que había consumido, y quizás, también borré un par de cosas de mi cabeza por el trauma.

Me acuerdo de haberla pasado bien, y si, si la hubiese pasado mal, probablemente hoy no estaría escribiendo esto.

Estuvimos casi un mes juntándonos todos los días o noches, pero de a poco las charlas que les conté al principio, dejaron de ser tan largas, o prácticamente dejaron de existir; él solía venir a mi casa cuando mi mamá no estaba, y se iba cuando terminábamos de tener relaciones, o cuando yo iba a su casa, siempre se ofrecía a llevarme, a los pocos minutos de haber terminado.

Llegó enero, el se fue de viaje con los amigos, yo viví un infierno. Sus seguidos de instagram, aumentaban de a diez por noche, todas mujeres, algunas salían en sus historias, otras quizás ni las conocía. Me pasaba noches enteras entrando cada cinco minutos al perfil de los amigos y de las chicas que él seguía, buscando su presencia en alguna historia, o algo que me indique lo que estaba haciendo, ya que a mi me había dejado de responder los mensajes.

No habíamos quedado en nada serio, claro, como el se iba a poner en algo serio? Pero igualmente, lo que yo sentía no me lo sacaba nadie, y esas locuras de stalker, las hacia en un estado de desesperación y ansiedad.

Todo eso me fue desmotivando, todo el verano me lo pasé encerrada en mi casa, porque su viaje en enero no había sido el único, fueron varios más durante todas las vacaciones, casi ni había pasado por Rosario.

Cuando volvió no me buscó, no me escribió, nada, yo pensaba que tras su llegada se terminaba el infierno, pero les diría que todo lo contrario.




- dale Ivo me estas jodiendo? vine hasta acá, abrime - me quejé por el timbre en la puerta de su edificio

- no Nicole, volve a tu casa que es tarde

- baja por lo menos, saludame, hace mucho no nos vemos

- para que queres que te salude? - soltó en una carcajada - en estos días paso por tu casa, ahora anda




El ruido de qué colgó el teléfono me impidió seguir hablando, así que me resigné en un suspiro a volver a mi casa.

Llore durante todo el camino, y me encerré abajo del agua de la ducha para seguir llorando cuando llegué; obvio que me daba cuenta que no me quería, ese desinterés no te lo muestra una persona que te quiere, pero no se porque seguía, ya les dije, no les voy a pedir que me entiendan, porque a veces ni yo puedo.

Después de como una semana, de llenarlo de mensajes sin obtener respuestas, me tocó empezar las clases, hecha un zombie, me pasaba noches llorando y extrañándolo. Me lo volví a cruzar mientras me volvía caminando de la escuela, siempre alargaba un poco el camino para pasar por en frente de su casa, ese día era la primera vez que lo encontraba.





- hola, soy Nicole, vos, como te llamas? - pregunté en forma de reclamo al acercarme

- Ivo, mucho gusto - respondió ofreciéndome su mano

- no tenes el teléfono o que? - hablé enojada sin corresponder su mano

- no, por? lo llevé a arreglar hace como una semana




Ustedes le creyeron? por que yo si, hoy claramente me doy el lujo de la duda, pero en ese momento, decidí cegarme.




- ah - exclamé más tranquila

- haces algo esta noche? - preguntó sin muchas vueltas




Negué con la cabeza, que iba a hacer? Si lo único que esperaba era su propuesta.




- te busco después de comer

- bueno - accedí con una leve sonrisa




Esa noche lo esperé por horas, nunca llegó. Acudí a ir hasta su departamento, justo me lo encontré llegando.




- que haces acá? - me preguntó al bajarse del auto, se notaba un poco alcoholizado

- *alcé los hombros* me dijiste que me buscabas, nunca viniste

- uh mal que te tenía que buscar - rascándose la nuca - buena subamos ahora




Nuevamente no pude negarme, dejé que me controle como él quería, esa vez, y doscientas veces más.





- tenes algo ahí - dije señalando su cuello, al verlo por el reflejo del espejo del ascensor

- me habrá picado algo - respondió tapándose





Al llegar a su departamento no fue algo muy diferente a otras noches, me usó y me llevó a mi casa devuelta.

Después volver a la rutina, mandarle mensajes y no obtener respuesta, pasar por en frente de su casa y no encontrármelo, pero no me preocupaba lo suficiente, el me iba a dar una justificación de su ausencia, y yo le iba a creer, como siempre.

Una noche fui a buscarlo, no aguantaba más, lo extrañaba; sentí a mi corazón romperse un poco al verlo bajarse del auto con otra mina.

Mi cuerpo había empezado a temblar en cuestión de segundos, di media vuelta y me fui llorando hasta mi casa, y una vez en mi pieza, hundí mi cabeza en mi almohada, y seguir llorando hasta quedarme dormida; y así, fueron las siguientes noches.

En ese tiempo tome una de las peores decisiones que podría haber tomado, necesitaba llamar su atención de alguna forma, necesitaba que me mire, que me quiera mirar, así que me deje llevar por las voces de mi cabeza, y empecé mi camino al vacío.

PLEGARIASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora