CAPITULO 31

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Claramente después de ver así a su mejor amigo Mateo no pudo volver a pegar un ojo, además, no lo dejaba tranquilo no saber nada de Nicole, se conformaba solo con un mensaje, pero nisiquiera eso pasó.

Se rindió en el intentar dormirse, así que se fue a la cocina a prepararse unos mates y mirar la serie en el sillón, para por lo menos intentar poner la cabeza ahí.

Se miró varios capítulos sin darse cuenta, Fausto se despertó, habían pasado varias horas.





- queres comer algo? - preguntó el protagonista después de percatarse de su presencia en el living

- que tenes?

- *alza los hombros* no se, fíjate, sino voy a comprar - volviendo a mirar al tele, ya que anteriormente se había girado

- no estás enojado? - preguntó un poco culposo el amigo acercándose

- no gano nada enojándome, la ultima vez te cague a trompadas y mira, caíste devuelta

- *suelta una carcajada* si no se si te enseñaron de chiquito que nada se resuelve con violencia

- si, a veces me olvido - también se rió - te puedo pedir una cosa? - volviendo a darse vuelta para mirarlo

- que?

- habla con Lara, si no queres que te ayude yo, dejala que te ayude ella

- es que vos no entendes la parte que no quiero que me ayude nadie

- la amas? - preguntó Mateo ignorando sus palabras

- obvio que si

- entonces no lo hagas por vos, hacelo por ella





Fausto soltó un suspiro y accedió con un movimiento de cabeza.




- Nicki? - preguntó al darse cuenta que era raro que no esté con ella

- se fue a Rosario - volviendo a mirar al tele, tratando de evitar la conversación

- eh? porque?

- que se yo, se fue con la familia, fíjate que queres comer - sin mirarlo, volviendo a ponerle play a la serie




El chico no dijo nada más y obedeció a lo que le dijo, había entendido que no quería hablar del tema.

Después de que ambos coman Fausto fue para su casa, Mateo al estudio, donde allí pasó el resto del día, haciendo varias cosas que tenía acumuladas; ya al hacerse mas tarde, decidió comprarse algunas cervezas para seguir inspirándose, el problema es que el alcohol, mas el cansancio, hicieron que se embriagara bastante rápido.

Borracho, borracho no estaba, pero si se le había empezado a nublar la mente, optó por irse a su casa, necesitaba acostarse en su cama y dormir, pero un montón de cosas lo empezaron a atormentar apenas apoyó la cabeza en la almohada.

La angustia en el pecho lo había estado carcomiendo durante todo él día y a ese punto de la noche, no era sólo angustia, era ansiedad, era todo, era tanto. que el cuerpo ya le había empezado a temblar, pareciera que a su respiración le costaba cada vez más ser constante, y hacía tanto que no le pasaba algo así, que nisiquiera tenía en claro cómo calmarse.

Ahí fue cuando tomó esa decisión que le iba a cagar el resto de sus días, entrar a ese laberinto sin salida, que le iba a traer muchos problemas, pero el alcohol que había consumido no lo dejaba pensar con mucha claridad, y la sensación de asfixia iba aumentando cada vez más.

La imagen de su amigo tan relajado después de haber consumido ese polvito blanco no se le salía de la cabeza, y lo peor se todo era que Fausto no se lo había llevado, estaba todavía ahí en la mesita se luz.

Casi no lo pensó, solo repitió los movimientos que había visto del chico la noche anterior, y fue dejándose caer en la cama mientras todos los sonidos, dolores, angustias, sentimientos, iban saliendo de su cuerpo, como si los pudiera ver alejándose.

...
Una semana después






- devuelta Mateo? compraste tres paquetes ayer - habló Fausto tras el pedido de su amigo

- vos te vas a poner a cuestionarme? dale, así salimos esta noche y tenemos

- bueno, compro y esta noche llevo

- pero cómprame a mi también

- ya se Mateo





Ese viernes a la noche salieron todo el grupo, menos Nicole por supuesto, hasta ese momento nadie sabía que Fausto había vuelto a consumir, pero esa noche ni se molestó en ocultarlo, Mateo mucho menos.

Se peleó con todos, terminó yéndose temprano del boliche, como a las 3 de la mañana, recién ahí agarró su celular, notando que tenía mensajes de Nicole, por fin, después de una semana.

Hacía 25 minutos que se los había mandado, respondió rogando no haber llegado demasiado tarde.





Hermosa

Te necesito, volvé






Fue lo único que pudo responder antes de que las letras en el teclado se le empezaran a mezclar y no pudiera escribir ninguna palabra más.

Esperó una respuesta pero nunca llegó, ni la droga que había consumido le sacaba la angustia, empezó a caminar mientras las lágrimas le caían por si solas, como puede ser que se extrañe tanto a una persona que nisiquiera estuvo tanto tiempo en tu vida?

Había ido por inercia hasta el departamento de esa chica a quien tanto esperaba y deseaba, ya estaba ahí, no tenía ni fuerzas para irse a otro lado, así que subió.

Cada paso que hacía adentro de ese lugar, pareciera que eran como apuñaladas en el pecho del dolor que le generaba.

Se quedó parado en el medio del living, mirando las paredes, mirando cada mueble, recordando cada momento que lo hizo feliz ahí adentro, la primera vez que fue, la primera risa, la primera conexión, el inicio del primer amor de ambos, amor sano, amor incondicional.

La última vez había reflejado su furia golpeando la pared, esta vez se desquitó con un florero que había como centro de mesa, lo revoleó al piso como si eso le fuera a devolver algo de todo lo que había recordado, y después caminó hacia la habitación para dejarse caer en la cama.

Miró al techo por unos segundos, el olor se Nicole estaba impregnado en las frazadas, se sentía hasta en el aire, o quizás eran las ganas de que ella esté ahí, que cualquier cosa hacía que pareciera que estaba cerca.

De a poco se fue quedando dormido, en esa cama dónde había podido estar tranquilo por última vez.

PLEGARIASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora