CAPITULO 29

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La protagonista emprendió camino hacia la casa de Mateo, aunque para su suerte, lo vió entrando al estudio, así que no tuvo que caminar tanto, frenó allí.

Esperó unos minutos después de que el chico haya entrado, y después pasó por abajo de la puerta la cartita con la letra de su canción; dudó en que hacer una vez que el papel se encontraba del otro lado, podría quedarse ahí afuera esperando, y recibir nuevamente el rechazo de parte de Mateo, o podría irse, eligió la segunda opción.

No se fue del todo, sabía que si lo esperaba ahí afuera, quizás termine en pelea, y si se iba, quizás no termine en nada, pero si Mateo leía la carta y entraba en razón, sabía donde la podía encontrar: en el puente.





- por que me haces esto? - escuchó a sus espaldas después de un rato de espera




Se giró ilusionada, limpiándose algunas lagrimas que se le habían caído mientras pensaba mirando al río.





- no te hago nada - alzando los hombros





El chico ya había pasado la baranda, se dirigía a sentarse al lado de ella.





- no te puedo ver así - largó con la voz cortada, viéndolo ya sentado a su lado

- *niega con la cabeza sin mirarla* por eso te tenes que ir Nicole

- no me voy a ir a ningún lado, me rompiste los huevos durante meses para poder verme bien, déjame intentar hacer lo mismo

- no necesito que me devuelvas nada

- no lo hago para devolvértelo Mateo, lo hago porque te extraño, porque te amo, aunque vos no

- *pasa sus manos por su cara* obvio que te amo, por eso te estoy pidiendo que te vayas, entré en un laberinto sin salida Nicole, no quiero que te pierdas conmigo

- si que tiene salida





Mateo negó con la cabeza limpiándose algunas lágrimas que había soltado.





- sabes que es lo peor de morirse de amor? - preguntó Nicki después de un leve silencio





El chico la miró, esperando una respuesta.




- que no te morís - respondió su propia pregunta - y como estoy viva, pero muerta de amor por vos, me voy a meter al laberinto, y me voy a perder con vos, así encontramos la salida juntos




Se quedaron unos segundos en silencio, en un choque de miradas que parecían estar enlazadas desde siempre.




- y no estoy diciendo que yo me voy a drogar para ayudarte - ambos sueltan una leve carcajada - pero si voy a hacer lo imposible para ayudarte, solamente necesito que me dejes hacerlo.





Volvieron a mirarse, los ojos de ambos brillaban, por las lagrimas acumuladas, y por la admiración de uno hacia el otro.

De a poco la cabeza de Mateo empezó a moverse, indicando que asentía, que aceptaba esa ayuda; Nicole sonrió, haciendo que él también lo haga un poco, y sin dar muchas vueltas, dejaron de extrañarse y unieron sus labios.

Pareciera que todas las angustias acumuladas y todas las lágrimas desaparecieron, con tan solo un beso, un beso de dos personas completamente rotas, que cuando están juntas, sus pedazos se complementan, y forman un mejor versión de ellos mismos.





- te amo - soltó Mateo separándose un poco de los labios de la chica




Ella sonrió, necesitaba escuchar esas palabras de su boca.




- te amo - respondió volviendo a unir sus labios - perdoname por dejarte solo - separándose nuevamente

- *chista la lengua* no hagas caso a ninguna de las pelotudeces que te dije Nicole

- no estás drogado ahora, no?

- *niega con la cabeza* trato de tener el mayor autocontrol, pero llega un momento que no puedo más, y menos cuando peleo con todos

- que sentís? cuando te drogas, que sentís? - lo mira por unos segundos en silencio - perdón que te pregunte, pero es que cambias mucho, no pareciera que sos vos

- *alza los hombros* es como que tengo dos personalidades, esta, que pelea por estar bien, y la otra, sin dolores, no preocupaciones, que se llena de bronca cuando alguien quiero poner en riesgo esa tranquilidad

- y cuando estás así, sobrio, extrañas estar drogado?

- ahora no, pero a veces es hasta incontrolable, como que nisiquiera lo pienso, o nisiquiera lo extraño, simplemente lo hago - suelta un suspiro - pero es una mierda, ver como le cagas la vida a todos los que te rodean, mientras vos estas en una nube de pedos, es horrible





Nicki acarició un poco su pelo, y atrajo su cabeza hasta su pecho para poder abrazarlo, ella es la menos indicada para juzgar los métodos de alguien para escapar de su tristeza, lo único que puede hacer quien no lo vivió, es tratar de ayudar lo más que puede, y ella no se va a rendir.

La noche se puso bastante fresca y ambos estaban desabrigados, así que optaron por ir al departamento para estar más cómodos, en el camino se pusieron un poco al día.





- que hiciste allá en Rosario? qué pasó con tu vieja?? - indagó el chico

- nada, la loca me llevó para allá, y me sacó todo lo que pueda hacer que me comunique con vos, o con las chicas - suelta un suspiro - él día que te hablé le robé el celu, pero igual no llegué a ver la respuesta antes de que me vea

- y como te volviste?

- me escapé claramente, no se porque todavía no me vino a buscar, debe estar haciendo tramites con la policía - soltó en una carcajada

- lo peor de todo es que ahora es verdad que soy un drogadicto - el también largo una leve risita - mis traumas, mis chistes, no te quejes, me lo enseñaste vos - agregó tras ver la seriedad de Nicki





Ahora si logró que la chica se riera, y después siga contando la historia de cómo llegó hasta Buenos Aires, el camino no era tan largo, y además se camufló mucho tras no dejar se hablar un segundo, así que llegaron al departamento antes de lo que esperaban.

Nicole abrió la puerta y ambos entraron, el quilombo de papeles arrugados encima de la mesa hizo que Mateo se riera, y que la chica lo vaya a ordenar enseguida.




- perdón por esto - soltó el chico señalando el jarrón roto




Lo había dejado en una bolsita al lado del cesto, no sabía como tirarlo son provocar un accidente a los hombres que juntaban la basura.




- que perdón? estoy esperando uno nuevo - ambos se rieron - y explicaciones

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