CAPITULO 16

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No me odien ni se alteren, no soy tan idiota como para haberlo dejado ir así nomás, ósea si soy idiota, porque sino hubiese reaccionado bien desde cero, pero bueno, por lo menos hice algo.

Bastaron no más que unos segundos de estar llorando ahí en la puerta de mi pieza para darme cuenta que estaba haciendo las cosas mal, así que me pare y salí, pedí el ascensor y lo espere por un rato, pero tardó entonces empecé a correr por las escaleras.

Llegué al último piso al borde de la muerte, la última vez que había corrido fue en educación física del colegio; salí del edificio y solté un suspiro mirando para ambos lados, claro, para donde mierda iba a ir? si nisiquiera se donde vive Mateo.

Pero no había pasado mucho tiempo desde que él dejó mi departamento, y encima tuvo que bajar por el ascensor, no podía estar muy lejos; caminé un poco para mi derecha, no se porque, arranque como por inercia.

Llegué a verlo a lo lejos, así que empecé a correr nuevamente, mis pulmones y mis piernas me odiaron, pero era eso, o que me odie Mateo, y me muero si la única persona que hizo algo por salvarme derrepente me odia.




- Mateo! - grite frenando un poco mas atrás de el para tomar un poco de aire




Lo vi darse vuelta y mirar confundido, y si, quien no lo estaría con una loca toda agitada persiguiéndote.

Empecé a acercarme caminando, tratando de recuperar mi respiración y tratando de que se me ocurra algo para decirle, nisiquiera había pensado en eso; aunque no era muy difícil, le debía mínimamente un "gracias" pero en el momento me salió otra cosa.




- que haces acá? - preguntó al ya estar un poco mas cerca




No le respondí, simplemente me dejé llevar por las ganas, ganas bastante acumuladas, y enseguida uní sus labios con los míos.

No se lo esperaba, lo noté porque al principio no cedió, pero no le costó mucho arrancar a acompañar mis labios; sentí una leve sonrisa que soltó, la cual me hizo sonreír a mi también, y yo se que suena muy fantasioso, pero les juro que sentí que deje de tocar el piso con mis pies.




- perdóname - dije separándome - no estoy acostumbrada a que me quieran

- acostúmbrate entonces - volviéndome a besar




Se me pone la piel de gallina tan solo recordarlo, no se si el besa muy bien, o yo había estado besando unos labios de cartón, pero es que me hizo sentir algo que no sabría explicarles.

Algo que si me siento a pensarlo dos segundos, me hace morirme del miedo, y me hace querer salir corriendo, y la verdad, no se si voy a poder luchar con ese impulso autodestructivo, pero lo dejaremos para mas tarde.

El beso fue interrumpido, no se como, pero los amigos de Mateo y las chicas están en todos lados.





- y dale boooo, y dale boooo - empezaron a saltar y a movernos

- al fin locooooooo - festejó Ignacio despeinando a su amigo

- que hacen acá? salió mal la sorpresa? - preguntó Eva

- sabían? - pregunté asombrada

- y si reina, te teníamos que sacar de tu casa - respondió Lara




Lo miré a Mateo, el me sonrió, yo le sonreí, seguíamos un poco hipnotizados con lo que acababa de pasar.

De un momento para el otro me empezaron a cantar el feliz cumpleaños ahí en el medio de la vereda, y después me abrazaron y felicitaron.

Es raro lo que sentí, hacía años nadie me cantaba el feliz cumple, hacía años no me abrazaba tanta gente, hacía años no me sentía especial como me sentí en ese momento; y que loco, los conozco hace un par de semanas nomás.

Pensé que me iba a sentir mal por ser mi cumple, pero me habían hecho sentir tan bien y estaba tan contenta por el beso con Mateo, que los invité al departamento a tomar algo, pero ellos son mas callejeros, así que terminamos sentándonos en unos canteros a escabiar hasta las 5 de la mañana.





- amigo, me prestas el auto? - preguntó Mateo parándose, se dirigía a Fausto

- si, para? - dándole la llave





No le respondió, solo se miraron y el chico lo entendió, mire confundida la escena, llegué a pensar que se iba con una mina, pero claramente no.





- me acompañas? - preguntó parándose enfrente mío, sacándome de mis pensamientos





Lo miré sentada desde el piso, me estaba ofreciendo la mano para ayudarme a pararme, ni lo dudé y lo acompañé, aunque no sabía donde.

Manejó por un rato, mientras charlábamos y escuchábamos música, no le pregunté mucho a donde íbamos, se me ocurrió hacerlo, pero me respondió el cartel de entrada del lugar.





- un aeropuerto? - pregunté muy confundida





Solo sonrió sin mirarme, todavía haciéndose el misterioso y se bajó del auto, claramente yo también me bajé, no me iba a quedar ahí como una boluda.

Caminamos hasta adentro, lo llene de preguntas pero no me respondió ni una, pero me quedé callada al ver a mis hermanos acercándose, enseguida se me llenaron los ojos de lágrimas; lo miré a Mateo como preguntándole con la mirada si era verdad lo que estaba viendo, el solo me sonrió y me señaló con la cabeza como para que vaya a saludarlos.

Corrí y los abrace, hace años no los veo, y no les voy a mentir, siempre estuve un poco enojada por que me hayan "abandonado", pero en el momento ni me acordé del enojo.





- hola enana - soltó Guido abrazándome, haciéndome sentir como en casa después de tanto tiempo

- seguís enana che, al pedo cumplís años - habló Kevin también abrazándome





Solo me reí un poco y seguí llorando en el pecho de Guido, mientras con un brazo también abrazaba a Kevin, tanto llanto de mi parte hizo que ellos también suelten un par de lágrimas.

Nos abrazamos por un rato y después fuimos para el auto, mis hermanos le agradecieron a Mateo, se ve que el los contactó para traerlos de sorpresa, así que cuando ellos ya estaban arriba, le agradecí yo también.




- gracias, por todo

- estas feliz?

- si recontra - abrazándolo - gracias, gracias, gracias en serio - sin separarme

- no me agradezcas - devolviéndome el abrazo, rodeando mi cintura




No Mateo no te tengo que agradecer, te tengo que comer a besos.

PLEGARIASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora