8 | ¿No se puede confiar en nadie?

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Cede: 16 de Junio, 2010. Quebec, Canadá.


El Héroe Perdido (6)


Al inicio del viaje, todos estaban cansados. Había sido un día agotador, pero no podían bajar la guardia. Poco a poco las luces de Quebec se perdieron detrás de ellos en un borroso haz de luz. Alicia se encontraba pensando mucho. Con el calor de Festo, Piper se sintió cómoda y le regresó su capa, cortesía de Bóreas. 

'Hijo de Júpiter' se encontraba analizando la castaña, 'No Zeus, Júpiter'. 

Primero, Jason apareció entendiendo nada más y nada menos que latín. Después, llamó a los anemoi thuellai con otro nombre: venti. También le recitó a Rachel la Segunda Gran Profecía en latín. Llamó a Hefesto Vulcano. Bóreas lo llamó hijo de Júpiter y no hijo de Zeus... 

Es que en verdad había que ser idiotas para no darse cuenta. 

Algo tenía que ver el rubio con el lenguaje latín, con lo romano. Pero, ¿qué era? 

¿Acaso él había vivido en Roma toda su vida antes de perder la memoria? 

¿A caso su madre era una profesora de latín?

¿A caso Zeus y la mortal tuvieron relaciones sexuales en el mismísimo Coliseo Romano causando que por obras del destino su hijo naciera con fluidez en el idioma natal? 

...

'Estoy exagerando' se dijo a sí misma. Además, también existía una cuestión con Leo y el fuego. Se cubrió los hombros con su capa morada y optó tranquilizar un poco sus pensamientos. 

- ¿Cómo así que Quíone no resultó ser buena persona? - preguntó Leo en voz alta, para que todos escucharan -. ¡Era guapísima! Estaba convencido que sería mi cita para el baile. 

- Que alguien sea atractivo no significa que sea amable - comentó Piper. 

- Sí - convino Jason -. Ya te conseguiremos otra cita para el baile. 

- Pues esa chica tan afortunada podrías ser tú, ¿no Alicia? - preguntó Leo volviendo su cabeza hacia ellos con una sonrisa coqueta. 

La hija de Apolo rodó los ojos y sacó su libreta del bolsillo. 

- Concentrémonos en salir vivos de esto. 

Piper rió. 

- Eso es un no, Leo. 

- Dejémoslo en tal vez... 

Volaron en silencio un buen rato. Decidieron que era buen momento para sacar unos bocadillos. Alicia se inclinó y abrió una compuerta en el costado de Festo para sacar unas provisiones de su mochila. Pasó los sándwiches a sus acompañantes además de un jugo de caja. Era una locura pensar que parecían un grupo de estudiantes que merendaban a la hora del recreo. Aunque era bien sabido que los colegiados "normales" no iban en un dragón hacia Chicago. 

- Yo estoy bien - le dijo Piper incómoda. 

Alicia escribió una respuesta para ella. 

El canto del Sol | Jason GraceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora