Cede: 28 de Junio, 2010. San Francisco, California, E.U.A.
La marca de Atenea (3)
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- Le voy a partir la cara.
- Sería encantador, pero no me parece el momento adecuado - replicó ella sin siquiera divisar a Octavian.
Seguían a los pies de la cuerda. Piper había llegado a arriba, Percy estaba en el medio para ayudar a quien viniese con rapidez y Annabeth se acercaba a él. Los romanos ya estaban a una nada de llegar y comenzaban a lanzar lo que tenían al al barco, destruyendo ballestas, remos y de más cosas. Por poco le acertaron una tapa de basurero al hijo de Poseidón.
Alicia sentía que se iba a desmayar con todo y su dolor de cabeza, pero se aferró a ese momento de su existencia y tomó a Costa en brazos. Lo escuchó quejarse, y supo que Octavian también lo había herido. Ahora debía ser más cuidadosa con él. Jason lo notó y se lo quitó.
- Déjamelo, yo lo llevo, empieza a subir.
Se afianzó de la escalera de cuerda y se retrajo con inmediatez. El corte en su palma izquierda era muy reciente y el roce en la soga le sacó sangre. El rubio la observó apesadumbrado.
- Abusó. Octavian no debía cortarte, no era necesario que lo hiciera. Fue puro capricho para herirte... - Jason subió un poco la cuerda y le alcanzó a Percy el cachorro. Después se regresó -. Yo te cargo.
Ella negó. Estaba cansada de sentirse como una inútil. Se desvendó la mano derecha y verificó que estuviera bien. La fractura ya había sanado, sólo debía reposar un poco. Usó esa tela para cubrirse con rapidez la palma de la otra. Y cuando los romanos los alcanzaron, ella ya iba subiendo. Percy le extendió la mano a medio camino y ella se la dio. Él acató a subirla haciendo que se saltase muchos escalones difíciles y por fin llegaron hasta arriba.
Alicia volvió la mirada hacia la cuerda y se asustó cuando no vio a Jason, pero entonces vio a cierto rubio que le metía un trancazo en la mandíbula al profeta que gritaba que atacaran a los griegos, y supo que ese era su semidiós. Se palmeó la frente exasperada.
Con dificultad, Jason se las arregló para esquivar los ataques de su gente así como los arqueros y terminó subiendo.
Quitaron la escalera de cuerda subiéndola para que nadie los siguiese. Tomaron un respiro con rapidez y todo sucedía en milisegundos. Entonces, vieron a Leo en la ballesta quien la cargaba para otro ataque. A Alicia se le cayó el alma a los pies.
- ¡Leo! - gritó Annabeth con horror -. ¿Qué crees que estás haciendo?
- Destruirlos - su voz sonó fría como la de un robot -. Destruirlos a todos.
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El canto del Sol | Jason Grace
FanfictionDespués de la Batalla de Manhattan, la mayoría tuvo finales felices. Pero otros no. Alicia Cotzomi es parte de esa minoría, pues su voz fue arrebatada. Las circunstancias no son capaces de ayudar a la semidiosa en la ardua tarea de recuperar el ha...