19 | ¡Genial! Otro loco desquiciado

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Cede: 18 de Junio, 2010. Pikes Peak, Colorado, E.U.A.


El Héroe Perdido (17) [SOLSTICIO]


Alicia se quedó boquiabierta. La parte central de la fortaleza de Eolo era grande como una catedral, con un altísimo techo abovedado cubierto de plata. En el aire, flotaban al azar accesorios de televisión: cámaras, focos, decorados, plantas. Y no había suelo. Leo estuvo a punto de caerse al abismo antes de que Jason tirara de él.

- Por favor... - exclamó Leo con un nudo en la garganta -. Oiga, Mellie, ¡la próxima vez avísenos!

Un enorme foso circular penetraba en el corazón de la montaña. Debía de tener casi un kilómetro de profundidad y estaba lleno de cuevas. Seguramente algunos de los túneles conducían al exterior. Alicia recordaba haber visto que salían ráfagas de viento de ellos cuando estaban en Pikes Peak. Otras cuevas estaban selladas con un material reluciente que parecía cristal o cera. Toda la cavidad estaba repleta de arpías, aurai y aviones de papel, pero, para alguien que no pudiera volar, sería una caída muy larga y fatal.

- ¡Caramba! - dijo Mellie con voz entrecortada -. Lo siento mucho - desenganchó un walkie-talkie del interior de su ropa y habló por el aparato -. Hola, ¿decorados? ¿Eres Nuggets? Hola, Nuggets. ¿Puedes colocarnos un suelo en el estudio principal, por favor? Sí, uno duro. Gracias.

Segundos más tarde, un ejército de arpías salió del foso: aproximadamente tres docenas de diabólicas señoras pollo, todas cargadas con cuadrados de diversos materiales de construcción. Comenzaron a trabajar martilleando y pegando... y usando grandes cantidades de cinta aislante, cosa que no infundió mucha seguridad a Alicia. En un abrir y cerrar de ojos, había un suelo improvisado que saltaba sinuosamente del abismo. Estaba hecho de madera, bloques de mármol, losetas, pedazos de césped... prácticamente de todo. 

- Eso no puede ser seguro - dijo Jason reacio. 

- ¡Oh, sí que lo es! - le aseguró Mellie -. Las arpías trabajan muy bien.

Para ella era fácil decirlo. Ella se deslizaba sin tocar el suelo, pero Alicia concluyó que Jason era el que tenía más posibilidades de sobrevivir, ya que podía volar, de modo que le dio un suave empujón y él entendió. Salió primero. Sorprendentemente, el suelo aguantó.

Piper lo tomó de la mano y lo siguió.

- Si me caigo, agárrame.

- ... Claro.

Alicia no pudo evitar soltar un suspiro. Era obvio que si alguien caía Jason iba a ayudar. 

Leo dijo 

- Agárrame a mí también, Superman. Pero yo no pienso tomarte la manita.

Mellie los condujo hacia el centro de la sala, donde flotaba una amplia esfera de pantallas planas de video alrededor de una especie de centro de control. Jason volteaba cada tanto en busca de Alicia, pero ella le rehuía la mirada analizando la estancia. 

En el interior del centro de control, un hombre se hallaba suspendido en el aire comprobando monitores y leyendo mensajes en aviones de papel.

El canto del Sol | Jason GraceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora