32 | Fin de la Operación Pescado

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Cede: 28 de Junio, 2010. San Francisco, California, E.U.A



La marca de Atenea (1) [LLEGADA AL CAMPAMENTO JÚPITER]

Los noviazgos pueden ser complicados, y lo peor de todo es que Alicia y Jason todavía ni eran novios.

- ¡Eres un entrometido!

- ¡Tú eres una berrinchuda!

Alicia no escribía más en su libreta para hablar con Jason, pero al menos usaba las hojitas para hacerlas pelota y lanzárselas al rostro enojada cuando discutían. El rubio, ya conociendo esa maña suya, la atrapó sin pestañear y se la guardó en el bolsillo.

- Escúchame - le pidió -. Esto es un capricho...

- ¡¿Un capricho?! - le reclamó acalorada -. ¡Es tu salud, Jason!

- No me sucederá absolutamente nada - le aclaró.

- ¡Oigan! - bramó el entrenador interponiéndose entre ambos -. Es muy temprano en el viaje como para que se pongan a discutir... Ahora, ¿qué gorgonas les sucede?

Alicia suspiró.

- Jason necesita lentes... - comenzó con señas agresivas -. Nyssa me había dado una caja de herramientas con lo que íbamos a necesitar para armar los que necesitaba, con todo y su correcta graduación y eso... Pero éste metiche sacó la caja de mi cofre y la dejó en el campamento.

- No iba a darte a ti y a Leo más trabajo del que ya tienen - le remarcó -. Cuando volvamos nos encargaremos de ello, ahora no es necesario.

Alicia soltó un suspiro exasperado al cielo y se cruzó de brazos. Annabeth se acercó. Tampoco es que estuvieran muy lejos, los dividía la zona del mástil y había estado escuchando los pregones del rubio.

- Oigan, necesitan relajarse - llegó Annabeth -. En primer lugar, Jason, si tienes problemas de vista, pudimos haberte ayudado. Y tú, Alicia, lo hecho hecho está, no ganan nada discutiendo. 

Alicia se cruzó de brazos y Jason suspiró.

- No sean orgullosos y mejor vayan a verificar que todo esté en orden en las calderas - les dijo -. Leo tiene pendiente por el carburador, pero en lo que Festo se calibra para manejar el Argo II, no puede dejar el panel de control.

Alicia la miró como diciendo: "¿En serio, Annabeth?", y Jason la observó con pesadez mientras le recordaba a Quiron y sus actividades de reconciliación. Si Alicia se volvía a quebrar una muñeca, el rubio se iba a enojar.

Piper los observaba con Costa en sus brazos mientras le enseñaba el paisaje. El cachorro movía su cola, como si disfrutase de estar ahí. Hedge los empujó a ambos por sus espaldas hasta la popa mientras les daba un sermón.

- Sé que tienen problemas personales entre ustedes, pero no podrán convivir en esta misión si discuten por tonterías. Y tú, Alicia, dame esa libreta, no quiero que le arrojes más bolitas de papel a este chico...

El canto del Sol | Jason GraceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora