6 | El dragón feliz

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Cede: 16 de Junio, 2010. Long Island, Nueva York.


El Héroe Perdido (4)


Alicia salió de la cabaña vistiendo unos pantalones de mezclilla y su clásica playera naranja. Jason notó que la chica se había desenredado el cabello y llevaba encima un maquillaje muy sutil. El arreglo pudo haber pasado inadvertido por él, pero momentos antes, se había fijado en cada pequeño detalle de su rostro. Sus mejillas estaban más cálidas con rubor, y las pestañas tenían máscara para darles profundidad. Probablemente el brillo en sus labios se debía a algún bálsamo para hidratarlos, y en sus orejas llevaba unos pequeños aros de oro que combinaban con la arracada de su perforación en la izquierda. Ayer llevaba la misma apariencia, incluso cuando salió mojada del lago. Debía usar productos de buena calidad para que se mantuvieran intactos después del agua. 

'A Reyna le encantaría conocer la máscara que Alicia usa', pensó Jason. 

... 

Un momento. Paren todo. 

¿Quién es Reyna? 

Jason intentó aferrarse al recuerdo del nombre para ahondar más en su cabeza sobre quién era la chica. Lamentablemente, no tuvo suerte. Aún así, se vio obligado a salir de su ensimismamiento cuando vio que Alicia tomaba unos Converse que no había notado antes. La hija de Apolo se sentó en una de las hamacas de porche y comenzó a atarse las agujetas. 

Viendo otro detalle, el rubio se dio cuenta de que ella estaba usando una venda en su mano izquierda. 

- ¿Qué pasó con tu mano? - preguntó. 

Alicia se dio el tiempo para acabar su tarea antes de levantarse y escribir una respuesta en su libreta. 

- Ayer me lastimé en la llegada, ¿no recuerdas? 

Era cierto. Cuando se estrellaron en el lago, Alicia se había hecho un corte profundo en la muñeca. Además, Drew la había empujado haciendo que ella cayera y se lastimara aún más. Pero de repente las cosas no le cuadraron al hijo de Zeus. Él no recordaba haberla visto vendada en su enfrentamiento delante de todos en la fogata. Tampoco en la asamblea que tuvo lugar en la Gran Cabaña. 

- Sí, lo recuerdo - le respondió -. Pero lo que no recuerdo es haber visto el vendaje cuando tú y yo luchamos ayer. 

- Bueno, mis hermanos me hubiesen matado si me hubieran visto pelear con la mano esguinzada. 

Jason observó su muñeca vendada. Alicia llamó su atención escribiendo algo más. 

- Si lo que te preocupa es mi rendimiento en la misión, estoy segura que mañana ya estará bien. 

- No me importa la misión - le aseguró -. Me importa que te lastimes más cuando estemos llevándola a cabo. 

Alicia le restó importancia con un gesto. Después, le indicó que la siguiera. 

- Ya que estamos despiertos, tal vez sea bueno que te informe de unas cosas. Platiquemos en el Comedor. 


El canto del Sol | Jason GraceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora