25 | Manualidades

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Cede: 21 de Junio, 2010. Long Island, Nueva York, E.U.A.



INTER de El Hijo de Neptuno (1) 

- Estaba pensando en que podíamos llamarla Luna - dijo Isla mientras lanzaba un pedazo de su estofado al traste de la perrita Golden, pues parecía que quería más.

- Luna y Costa. Me gusta - ambos nombres representaban el momento en que ella los encontró. 

- Jake aceptó hacerles unas placas - intervino Jerry.

Los chicos de Apolo siguieron charlando un poco más sobre los cachorros y temas triviales. Alicia era perfectamente consciente de la mirada de Jason desde la mesa uno, pero ella dejó el coqueteo cuando miró la mesa seis.

Los hijos de Atenea estaban desayunando, pero Annabeth no estaba ahí.

No era propio de su mejor amiga perderse los horarios marcados. Fue así que Alicia acarició por última vez a Costa y se puso de pie.

- Al, ¿a dónde vas? - inquirió Will.

- No me tardo.

Examinó las demás mesas del Pabellón del Comedor. Los hijos de Hefesto comían mientras analizaban planos del barco que se encontraban construyendo ensimismados. Los de Ares discutían con la cabaña de Deméter. Alicia notó que los semidioses de Iris estaban jugando cartas con los hijos de Hermes en su mesa y vio a los Stoll sacando apuestas.

Annabeth no se veía por ningún lado.

El día era precioso y soleado como siempre en el campamento. Alicia dejó el comedor atrás para dirigirse a la cabaña seis en busca de su mejor amiga, pero a medio camino se detuvo en sus pasos.

"Necesito ir con los Stoll para que me den la solución para despegar la puerta de la cabaña tres". Las palabras de Annabeth de la tarde anterior resonaron en su cabeza.

Alicia llegó a la cabaña de Percy. Era alargada, baja y sólida. Los muros exteriores eran de tosca piedra gris tachonada con pechinas y coral, tal como si los bloques de piedra hubieran sido extraídos del fondo del océano. Subió el pórtico y al girar el pomo de la puerta se dio cuenta de que ya estaba liberada de la sustancia pegajosa.

Adentro, las paredes brillan como abulón y todas las ventanas mostraban la vista del océano. Olía a salobre, como el viento a orillas del mar. Alicia avanzó pasando el baño y la fuente que Poseidón les había regalado a sus hijos con un montón de dracmas para mensajes de Iris. El pez que sacaba agua por la boca con la decoración de coral estaba apagado, detonando la ausencia del chico que residía ahí.

La hija de Apolo recordaba la cabaña de Percy como algo lúgubre en el primer año que él estuvo ahí, pero Tyson había añadido a la cabaña algunos hipocampos de bronce en el techo y colocó algunas plantas y corales submarinos en el alféizar de la ventana haciéndola más hogareña desde entonces. Era el lugar perfecto para cuando hacían sus noches de karaoke con Annabeth y Grover. Alicia amaba hacer eso con ellos. 

Y pasando por el par de literas vacías, por fin llegó a la de Percy y encontró a su rubia amiga ahí.

Annabeth estaba hecha un ovillo entre las mantas usando una playera de Percy como pijama con el logo de Led Zeppelin. Tenía los rizos rubios sueltos en la almohada y una fotografía en su mano.

El canto del Sol | Jason GraceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora