capitulo 8

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Trevor: no, no voy a rendirme así de fácil.

Taylor: muy bien… tu lo pediste.

Luego de un rato mientras calentaban agua para hacer arroz Trevor metió sin querer el dedo en el agua hirviendo y se quemó.

Taylor dijo con picardía: ¡Dios mío! La cocina te odia.

Trevor: ¡Demonios sí!

Taylor: ¿Ahora sí te quieres rendir?

Trevor: no, solo fue una quemadita, pronto ni se sentirá.

Taylor: muy bien, nos faltan más de la mitad de las cosas y solo te falta meter la mano en el fuego clavarte el cuchillo y romperte una pierna ¿Seguimos?

Trevor dudó: em… no debemos renunciar, pero podemos pedir ayuda.

Taylor: Hasta que recapacitaste ¿Y a quién le vamos a pedir ayuda?

Trevor: a Jess.

Rato después:

Jess: ¿yo? pero si no sé cocinar.

Trevor: aún mejor.

Diciendo esto le pasó un cuchillo y le dijo: toma, tú te encargas de todas las cosas peligrosas.

Taylor: esto sí que se va a descontrolar.

Al rato cuando Jess iba a meter algo al microondas llegó Brenda, la madre de Trevor.

Venía diciendo: muy bien ¿como va la comida?

Pero ni siquiera terminó la frase cuando vio que lo que estaba metiendo jess al microondas. Era una “olla” con frijoles.

(El metal no puede entrar al microondas si no podría hasta explotar)

Rápidamente la detuvo.

Brenda: ¡¿qué están haciendo con eso?! ¡¿Y por qué este desastre?!

Trevor: eh… estamos cocinando.

Jess: y el desastre lo hicieron ellos.

Brenda: ¿saben que?

Los tres: ¿Qué?

Brenda: retirense los tres, yo voy a terminar de hacerlo.

Los tres salieron de la cocina.

Trevor: creo que deberíamos tomar un curso de cocina.

Jess: no gracias, lo toman ustedes y luego me enseñan.

Trevor: ni sueñes con eso.

Taylor: sabemos cocinar, solo que no muy bien, practicando tal vez nos volvamos profesionales.

La madre de Trevor gritó desde la cocina: ¡no quiero que vuelvan a entrar en esta cocina!

Trevor: ahora sí que nunca vamos a aprender.

Jess: bien por mí.

Taylor pensó por unos segundos y luego dijo: ¡Ya sé! Allá en el pueblo tengo un amigo cheff, aunque se especializa en repostería puede enseñarnos.

Jess: ¿Y es bonito?

Taylor: creo que sí.

Jess: ¿y cuantos años tiene?

Taylor: 21.

Jess: ¡solo me lleva 5 años, la ley lo
permite!

Taylor un poco confundido dijo: eh… está bien…

Jess: ¿Y cuándo podemos ir a verlo?

Taylor: ¿Están disponibles mañana?

Jess: ¡yo sí!

Hasta luegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora