Un aliado con el que hacer trampa

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¡Tin! ¡Tin! ¡Tin!

En la amplia sala privada reinaba el absoluto silencio que solo a veces era interrumpido por el chocar de los palillos contra los platos, que estaban servidos sobre la amplia mesa. 

En ese ambiente la tensión era palpable para todos los presentes, especialmente para madre Feng que de rato en rato miraba de reojo a Su Zara, su ex nuera. No es que ya no le tenga cariño, después de todo la había visto crecer junto con su hijo y debido a todo el tiempo que pasaron juntas ella llegó a tratarla como si fuera la hija que nunca pudo tener por culpa de su debilidad . 

Al principio cuando la miraba no podía evitar sentir dolor en el corazón, pues se preguntaba si su hija hubiese sido igual de hermosa que ella, igual de alegre y vivaz, con ese brillo en sus hermosos ojos que podía alegrarle el día a quién lo viera. Sin embargo esa era una pregunta que nunca podría ser respondida.
Ahora no podía hacer nada, solo le quedaba lamentarse de por vida y reprocharse porque  si tan solo hubiera sido más valiente, si hubiera tenido el coraje para luchar hasta el final por ella, tal vez...tal vez...no...

No tiene caso pensar en cosas del pasado. Madre Feng  cerró los ojos y calmó sus emociones, para después volver a abrirlos con una expresión indiferente en el rostro. El pasado ya no importaba por lo que ahora debe centrarse en ayudar a su actual nuera, no niega que siente un cariño especial por Su Zara pero se asegurará de que ese sentimiento no sea mayor al que siente por su nuera. Debe hacerlo, porque ella fue la que propuso este matrimonio y debe hacerse responsable del futuro de Soo Youngmi.

Mientras madre Feng pensaba seriamente en el futuro de su nuera, Soo Youngmi reflexionaba seriamente sobre su presente.

Pues si alguien tenía el derecho de quejarse en esta sala era ella ¡Estaba atrapada! Cómo un pescado en la red o mejor dicho un pequeño conejo rodeado de feroces lobos. ¡Qué terror!

A su izquierda el bastardo, a su derecha madre Soo y para rematar....delante de ella tenía la horrible cara de Su Zara. Qué no dejaba de mirarla de frente cada cinco segundos, como si quisiera retarla a una lucha a cuerpo a cuerpo....y, siendo sincera ella no se lo negaría, aceptaría el reto y le daría varios golpes en la cabeza, haber si así se acomoda su cerebro o en su defecto le saca el agua de la cabeza. Por qué definitivamente hay que ser tonta para rechazar al bastardo que la ama con todo su corazón de perro y la protege de todos los males del mundo, e inclusive es capaz de comprarle una estrella y ponerle su nombre. ¡Qué más quiere!

Soo Youngmi no podía entenderlo ¿Cómo las cosas habían terminado así? Su Zara con novio y Feng Doyun tratandola como su legítima esposa ¡Acaso perdieron la cabeza!

Ella no se explicaba como las cosas terminaron así, después de todo solo se fue cuatro meses y pensó que en ese tiempo ellos se volverían más cercanos, pero...¡Argh! Según lo que ve su relación no avanzo ni un centímetro, es más, se alejaron un kilómetro como mínimo.

 ¿Porque? Si tenían todo para progresar, madre Feng se fue con ella, solo quedaron ellos dos y....oh, oh creo que ya sabe porque. 

¡Park Yeun! ¡Si! ¡Él fue el que falló! De seguro no fue con Su Zara y le mostró los más preciados recuerdos que ella tenía con el bastardo. O tal vez, tal vez si lo hizo pero Su Zara se negó...o tal vez aún no lo hizo y...¡Quién sabe!

Soo Youngmi sintió que le iba a explotar la cabeza, pues no sabía si algo había salido mal o aún faltaba tiempo para que ellos pudieran reunirse y confesar su amor. Después de todo en el libro todo era muy ambiguo, tanto que no sabía exactamente en qué momento decidieron aceptar sus sentimientos, solo tenía como punto de referencia el suceso con Park Yeun y nada más.

EL ARTE DE SER VILLANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora