¡Tss!
Soo Youngmi se rocío un poco de perfume en el cuello y se pintó los labios de un tono extremadamente rojo, que contrastaba perfectamente con su blanca base haciéndola lucir como un ser sobrenatural.
Cada noche, cuando la luna estaba en su punto más alto, se deslizaba por los suelos de la habitación de una vieja mansión y buscaba a su presa.
¡Tengan mucho cuidado!
Porque si eras un bastardo ella no resistiría a la tentación y se echaría sobre ti.
¡Tan!
Todo sería tan rápido que en el momento en el que menos esperarás...tú billetera desaparecería para no ser vista nunca jamás.
"¡Jajaja!"
Ojalá pudiera hacer eso...con todo el dinero del bastardo ¡Haría tantas cosas!
Primero comería, luego estableceria un harem, luego comería y viajaría al extranjero y establecería otro harem, luego viajaría más, probaría las delicias exóticas de cada país existente en cada continente y... claro, también aprovecharía que estaba ahí y comería los platillos estrella de cada región, pero primero... las "delicias".
Lamentablemente para ella, robar la billetera del bastardo era algo imposible para ella, a lo más que podía aspirar era a tomar "prestada" una de sus tarjetas.
Pero...¿Y si se quedaba con ella? De todas maneras una más o una menos no lo empobreceria. Sería como quitarle un pelo a un gato.... claro, a un gato tacaño y mezquino...similar a su Doyun que la arañaba hasta dejarla en tiras cada vez que lo peinaba.
¡Par de tacaños!
Si, esa idea salió de la mente de Soo Youngmi. Pues aunque sabía que al bastardo no le afectaría tener una tarjeta menos, sabía que la odiaba tanto que el muy maldito preferiría tirarla a la chimenea antes que dársela a ella.
Por eso debía aprovechar lo más que podía en este día en el que ..ejem, cómo decirlo...Feng Doyun estaría ocupado...ya saben, haciendo un hermoso y superdotado bollo.
¡Qué por su bien! Esperaba, no.. rogaba a los cielos que no sea un niño monstruosamente prodigioso.
Dioses, se que no he sido buena, se que he pecado muchas veces y que he cometido más errores que un estudiante en un examen de matemáticas.
Pero...sabes que todo esto no lo hago con mala intención, todo esto es por reunir a esos dos...que...¡Se evitan como si tuvieran una enfermedad infecciosa! ¡Pero no es así! Alguien debería decirles que la locura no es contagiosa...
Bueno...el punto es que...¡Por favor, qué el bollo no sea un alienígena con IQ de mil! ¡Qué no nazca sabiendo yudo, karate o taekwondo! ¡Oh! ¡Y por favor! Qué no tenga la magnífica capacidad de hackear como un experto o invertir en la bolsa como un verdadero prodigio de Wall Street...
Si, se que tal vez piensen que les pido esto porque soy envidiosa o algo así, ¡Pero no!...solo quiero vivir como todos, vivir una buena y pacífica vida en dónde no tenga que enfrentarme contra un Dios en miniatura obsesionado con vengar a su débil mamá.
Eso esto, espero que me escuchen y...manden el bollo para que pueda separarme de ese bastardo.
Después de esa plegaria y dos fallidos pactos con entidades malignas....
Soo Youngmi estaba conduciendo por la ciudad a bordo de su hermoso y lujoso auto. En la radio se reproducía un noticiero cualquiera que no hacía más que alabarla.
"Es bueno que la señora Soo se haya tomado un descanso, debe ser cansado ser una activa defensora de los pandas y a la vez ser la hija menor de los Soo y joven señora de los Feng. Si fuera yo ya me hubiera vuelto loca, sin duda es una chica muy talentosa"
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EL ARTE DE SER VILLANA
RandomLin Jeon transmigro a una novela de sangre de perro, después de morir a manos del fantasma de la villana de esta. Ella revivió como Soo Youngmi, una típica villana malvada, que hizo hasta lo imposible para separar a Feng Doyun y a Su Zara, pero al...