Era un demonio, pero aún tenía corazón.

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¡Tic Tac! ¡Tic Tac!

En el estudio de doblaje, la tensión flotaba en el aire producto del incesante tic tac del reloj. En el amplió estudio los empleados se habían dividido y agrupado en tres bandos en tres de las cuatro esquinas del piso.

Todos aún tenían en su cabeza las palabras que un compañero había gritado ayer.

"¡Malas noticias! La jefa Lin desapareció, por eso se canceló la reunión online"

¡¿Desapareció?! ¡Cómo!

"Los oí... oí al productor y al contador de la empresa hablar sobre eso, el productor dijo que la jefa Lin nisiquiera respondía sus mensajes y el contador dijo que había visto camionetas negras rondando por los alrededores"

¡¡¡Cómo!!!

Si, sobra aclarar que la declaración estaba extremadamente alterada, el contador de la empresa solo había mencionado cosas que vió hace meses y como el empleado huyó aterrado antes de que pueda terminar esa oración se produjo tal equivocacion.

Sea como sea, habían tres bandos...

Los "normales"

Los normales, como su nombre indicaba, eran los más sensatos, por así decirlo. Estos estaba agrupados civilizadamente alrededor de una mesa y continuaban estudiando sus líneas. Ellos creían que la jefa Lin simplemente había tenido una emergencia familiar o algo que le impidió comunicarse, por lo que volvería después de terminar sus asuntos.

"Seguro volverá a las seis, o enviará un mensaje como siempre lo hace", decían con seguridad, sin embargo, bajo la mesa uno de ellos involuntariamente empezó a afilar uno de sus lápices con la cuchilla de un sacapuntas.

El siguiente bando eran los alarmistas.

O más bien pesimistas. Estos estaban sentados alrededor de una mesa y tenían la cabeza gacha. Estaban convencidos de que la jefa Lin había sido secuestrada por el Ceo Feng Doyun por lo que sería solo cuestión de tiempo para que los descubran aquí y vuelvan a ser castigados por desobedecer las órdenes de aquel hombre despiadado, que antes de dejarlos ir les había hecho prometer no volver a trabajar en el doblaje por el resto de sus vidas, de lo contrario...cosas malas les pasarían. Cómo ahora habían desobedecido...solo les esperaba su final.

"¡Estamos arruinados! Perderemos todo...ahora sí nos harán lo mismo que al productor Ren" exclamaban, golpeando sus cabezas contra la mesa "¡Solo es cuestión de tiempo y de seguro vendrán por nosotros! Debemos prepararnos para lo que está por venir y enfrentar todo una vez más..."

Si, eso pensaban, aunque si mirabas con cuidado debajo de la mesa verías que las mujeres que antes usaban elegantes tacones ahora llevaban tenis, lo mismo con los hombres, que habían reemplazado sus zapatos de cuero y trajes formales por ropa deportiva.

Por último estaba el bando de los Extremistas.

Sobra decir que de todos, ellos eran los únicos que se habían ganado ese título ¡Con honores!. Pues todos estaban reunidos en el suelo alrededor de los restos de lo que parecía ser un fallido intento de encender una fogata. Vestían ropa holgada con grandes bolsillos en los que parecían esconder extraños objetos. Se comunicaban por medio de susurros y códigos escritos en papel. Además ya habían tomado la extrema decisión de salvarse sea como sea, incluso si eso implicaba traicionar y entregar a la pieza clave.

"¡Ella es la salvación!", susurraban, señalando a Xu Hani, que estaba en el grupo de los alarmistas "si la entregamos evitaremos el castigo y aplacaremos su ira"

Si...poco les faltó para encender velas, dibujar un pentagrama y sacrificarla para disminuir la ira del Dios demonio Feng Doyun.

Y fue así, en este silencioso y tenso ambiente, como el segundero del reloj continúo avanzando más y más, hasta que marcó el último minuto antes de las seis.

EL ARTE DE SER VILLANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora