Eran iguales.

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Madre Feng sostuvo el pesado y mortifero  metal dentro de su bolso con decisión. Mientras tocaba tentativamente el gatillo las desagradables risas  inundaban sus oídos como una maldición.

Gane...al final gane.

 Juraba oír esas risas como una burla hacía su situación, tanto era el caso que incluso creyó por momentos ver una horrible sonrisa de satisfacción en la cara de Shen Wang: ¿Quería provocarla?.

Madre Feng apretó con fuerza el metal en su bolso y pensó en levantarlo y acabar con todo de una vez. Odiaba tanto verlos felices, odiaba la forma descarada con la que se reían después de haberle hecho lo peor, odiaba verlos vivir felices sin recibir un castigo por sus fechorías...este sentimiento era tan fuerte que...que...¿Por qué seguía arrastrando este viejo rencor? Esto era tan estúpido. Aún después de tantos años seguía batallando con su rencor y sus deseos de venganza, esto se había extendido tanto que... sinceramente ya se había hartado. 

Así que antes de que se extienda aún más... debería terminar hoy con todo...hoy se vengaria de ellos por todo el daño que le habían provocado a ella y a su familia.

Esto era por ellos, tanto los que aún estaban como los que ya no estaban más en este mundo...

Hace doce años exactamente.

En un salón de fiestas, tan deslumbrante como la luna misma en el cual cada detalle irradiaba la opulencia y elegancia de los Feng, en aquel amplio y lujoso salón que tenía un vestíbulo amplio con suelos de mármol pulido, que reflejan la luz de los candelabros de cristal colgantes creando un juego de luces que danzaban por las paredes adornadas con paneles de madera tallada con  dorados artísticos.

Se encontraban madre Feng y su hijo, ambas figuras estaban en una de las muchas mesas  lujosamente revestidas con manteles de satén, centros de mesa altos con flores exóticas, velas y demás. Todas estas estaban rodeadas de sillas tapizadas de terciopelo con detalles en oro, haciendo juego no solo con la distinguida madre y el elegante hijo, sino tambien con las refinadas figuras que igualmente yacian sentadas sobre ellas.

Estos eran damas y caballeros de alta sociedad ataviados con trajes de diseñador y joyas que brillaban bajo la luz cuál estrellas en el firmamento. Las damas, con vestidos de seda y encaje, portaban tocados elaborados, mientras que los caballeros lucian impecables esmóquines a medida y pajaritas de seda.

Estos con falsas expresiones en sus rostros actuaban cuál robots programados para un comercial; risas falsas por ahí, alagos vacíos por allá...todo esto se mezclaba con las conversaciones animadas pero vacías que algunos de los invitados mantenían. Cada cierto tiempo un número de invitados se desplazaban con gracia entre las mesas, brindando con copas de champán y deleitándose con los manjares exquisitos. Algunos se reúnian alrededor del piano de cola, para observar al virtuoso intérprete que tocaba piezas clásicas, añadiendo un toque de sofisticación al ambiente.

En un rincón del salon, un grupo de empresarios discutía acuerdos bajo la luz de un candelabro, sus voces eran un murmullo bajo entre el bullicio. Mientras que cerca de ellos yacían sus despreocupadas esposas, que sin nada más que comentar sobre sus rutinarias vidas empezaron a susurrar por lo bajo.

"Lo escuché perfectamente, Feng Corporation hoy va a anexar la empresa de la familia Park"

"¿Anexarla?"

"Sí, escuché de mi esposo que el maestro Feng actualmente es el mayor accionista de la empresa, por lo que la anexará a Feng Corporation"

"No digas tonterías, ¿Por qué haría eso? Las empresas de Park estan literalmente en la ruina, hacer eso sería igual a echarse un cadáver al hombro"

EL ARTE DE SER VILLANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora