EL ARTE DE SER VILLANA

Adiós anmecia ¡Bienvenido drama!

La puesta del sol, ese instante mágico donde el cielo se tiñe de tonos ardientes y el sol, fatigado por su danza celestial, se sumerge en el horizonte. Las nubes, como sus fieles compañeras, se desvanecen en un abrazo dorado.

Bajo un árbol, que tiene una silueta inclinada hacia el sol, como si quisiera tocarlo antes de que este se desvanezca, yace sentada una triste y lamentablemente mujer. Qué mira esta puesta de sol como una sentencia de muerte: era hora de volver a casa...

La tarde ya acabó, al igual que el pesado día...este que por patada se había coronado como el más agitado y ajetreado de todas sus dos vidas. Tanto que estaba agotada física y mentalmente.... ¡Ya ni cuando trabajaba diez horas en la fábrica de telas se había sentido así!.

Primero tuvo que huir de los reporteros, luego de los matones de madre Soo, después hizo una larga excursión por la alcantarilla, todo para salir en el barrio rojo y terminar trabajando en un Maid Café.

¡No la juzguen! No tenía opción, se quedó sin un centavo en los bolsillos y necesitaba dinero para pagar dos pasajes porque esa mujer tampoco tenía dinero.

Además, no es que haya hecho algo malo, solo se puso un traje de sirvienta rosa, medias blancas de estudiante, zapatitos rosa con una hebilla de mariposa azul (que quiso llevarse como recuerdo, pero no lo hizo porque estaba pegado firmemente) y el típico sombrerito de sirvienta...no era para tanto. 

Oh...y no trabajo mucho tiempo, de hecho, tardó más en vestirse. Pues ni bien salió un hombre desvergonzado la empezó a molestar y le quiso agarrar una parte muy privada que ni el sol puede ver y aún peor tocar y...y...ella le terminó dando un golpecito de advertencia, solo fue un golpecito.
Lo que se acostumbraba cuando ella trabajaba en un lugar parecido a ese en su otra vida. Ahora, que ese hombre sea tan débil  y haya caído inconsciente no es su culpa.

Pero bueno, al final para conseguir el dinero tuvo que vender uno de sus carísimos aretes...¿Por qué no pensó en eso antes de hacer el ridículo?
Simple, no estaba acostumbrada a tener tanto dinero sobre su cuerpo, en su otra vida si se olvidaba su monedero tenía que obligatoriamente volver a su casa o pedir prestado a sus colegas de trabajo, nunca había tenido  joyas tan caras y valiosas como las que ahora tenía, y aúnque los hubiera tenido definitivamente no se las pondría  por temor a los gangsters. 

Lo importante es que vendió su par de aretes y con ese dinero le alcanzó y hasta le sobró para llegar hasta aquí  y establecer a esa mujer misteriosa en un cuarto vacío de la planta de arriba. Se quedaría ahí hasta que la furia del bastardo pasará, lo que se traduce en....pasar toda su vida en este lugar hasta morir y después...cuando reencarne tendría que volver aquí  y esconderse, volver a morir, reencarnar volver a morir aquí y así...por los siglos de los siglos...

Umm, debe comprar muebles para su larga estadía, su laargaaa estadía en este lugar y también debe investigar que le hizo a Su Zara, pero eso será después de que regrese de la mansión Feng, si regresa con vida...

Lo importante  es que al llegar a su empresa y ver que no le quedaba tiempo para realizar sus planes post morten decidió simplificar las cosas: en vez de visitar a un notario ella misma redacto su testamento en un papel, dejando como heredero a su querido Doyun y a la empresa de animación ; en vez de ir a un restaurante carisimo fue a una modesta heladería que había cerca y compró dos helados...que eran para ella, pero la dependienta al ver su abrigo negro lleno de pelos le ofreció una nueva línea de helados hechos especialmente para gatos, por lo que compró dos más para su Doyun; ya por último en vez de ir a dos iglesias le compró su crucifijo a uno de los clientes de la heladería, de hecho ahora mismo lo estaba usando.

Lo compró con la idea de protegerse contra los demonios y la mala suerte, pero no sabía si esto serviría, ahora mismo tenía serías dudas sobre su funcionalidad.