Reencuentro del loto blanco y el bastardo (II)

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Al ver a la pálida Su Zara que jadeaba de dolor Soo Youngmi pensó en algo, parecía ridículo pero... quería intentarlo, así ella empezó a avanzar para probar si su teoría era cierta y...

''¡Ahh! Luo me duele...mucho'' Su Zara empezó a retorcerse del dolor.

Al ver el sufrimiento de Su Zara, Soo Youngmi se sintió culpable y avanzó con pasos rápidos hacía ellas y tal como lo pensaba, Su Zara dejo de quejarse y pronto su cara fue recuperando poco a poco el color.

''Yuer ¿Te sientes mejor?'' preguntó preocupada Hu Luo a lo que Su Zara asintió y dio un suspiró de alivió.

Ya no le dolía pero sentía un terrible sentimiento de inquietud en el corazón, como si algo malo le fuera a pasar algo terrible, ella sintió una corazonada.

Mientras Hu Luo ayudaba a Su Zara a ponerse de pie sintió una sensación de incomodidad ¿Qué estaba pasando? ella vio a su alrededor y descubrió muchísimos pares de ojos que las miraban fijamente. Estas eran las personas que llegaron a la fiesta y las miraban con un evidente despreció, pues la ropa que llevaban no era costosa ni mucho menos llamativa, de hecho se habían vestido con faldas que estarían presentables y a la altura de una reunión normal pero no para una celebración tan importante como la fiesta anual de los Feng.

Por ello muchos miraban con desdén y  no pudieron evitar protestar en su corazón ¿Quienes eran ellas? Nunca las habían visto en ninguna fiesta importante por lo que seguramente no eran de una familia reconocida ni rica, eso porque nisiquiera estaban vestidas con ropa decente.

Muchas personas empezaron a murmurar y protestar ¿Por qué las invitaron? ¿Para servir? ¡Qué broma! Incluso los sirvientes de la familia Feng estaban mejor vestidos que ellas.

Ante esto Hu Luo se sintió muy avergonzada y miró a Soo Youngmi con ojos complicados ¿Qué queria hacer? ¿Quería humillarlas? Claro...ella sonrío burlonamente, tal como lo decían, los ricos veían a los demás como sus mascotas. Ahora lo entendía, los veinte millones de yuanes que le había dado era de cierta manera un pago para ser su mascota humana..¿Verdad? Si de seguro era así, tal como lo dijo Chen Linxy, a los ricos a veces les gusta encontrar personas pobres para jugar con ellos.

¿Compasión? ¡Claro que no! Ella era la hija menor de los Soo, la despiadada Soo Youngmi, aún así ella confió en ella y pensó que no podía ser tan mala, que todo lo que decían eran simples rumores pero... ¿Cómo pudo ser tan tonta? Su propósito era obvio.

''Señora Feng nos retiraremos, mi amiga no se siente bien'' dijo con desgana...pero ¿Las dejaría ir?

''¡No!'' grito histérica Soo Youngmi y extendió la mano, pero al instante ella la retrajo al verlas retroceder y entendió  que las había asustado ¿Por qué se asustaban? ¿Era aterradora?

''¿Por qué irse? Si la fiesta aún no ha comenzado'' uso un tono persuasivo, no podían irse, solo se irían sobre su cadáver...o bueno sobre el cadáver de Su Zara.

Al escuchar esto Hu Luo malinterpreto las palabras y pensó que su humillación aún no había comenzado por lo que apretó la palma de su mano y sostuvo con fuerza a Su Zara, ella era la que debía dinero su amiga no tenía nada que ver por lo que era mejor que se vaya. Y en cuanto a ella ¿Qué más daba? no era la primera ni la última vez que sería humillada.

''Mi amiga se siente mal, lo mejor es que se vaya de lo contrario....'' Hu Luo habló con un tono frío pero Soo Youngmi no la dejo continuar.

Levanto un dedo y dijo débilmente ''Espera un momento....un momento...'' se agarró la cabeza y sintió un ligero dolor, acto seguido sus pensamientos resonaron en su cabeza con eco.

EL ARTE DE SER VILLANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora