Capitulo 1

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Greta Rossi

Dos meses después.

Jadeos y empujes, mi cuerpo duele pero el dolor esta en segundo grado. Miro fijamente la puerta de la habitación. Totalmente hipnotizada.

El hombre se endereza y me voltea dejándome boca abajo. Su mano presiona mi cabeza contra el colchón y empieza a empujar por detrás y azotando mi cuerpo.

Hago muecas de dolor y emito quejidos. No estaba acostumbrada.
Unos cuantos empujes y jadeos para que se desplome a mi lado, miro fijamente la pared y sintiendo sus manos en mi cuerpo aún.

Se coloca de pie unos minutos después y luego me voltea dejándome boca arriba, mete dos pastillas a mi boca y las trago para poder sentir el efecto.

Había tomado solo una de la que me dió Graciela pero ansiaba tomar las otras dos que me daban los clientes al finalizar la atención.

-Te veré la siguiente semana conejita

Abandona la habítacion a medio vestir, respiro pausadamente dejándome llevar por las sensaciones que empezaba sentir mi cuerpo. Cierro los ojos para disfrutar el efecto de la droga en mi cuerpo, pero los abrí rápidamente al oír la puerta abrirse.

Marie entra junto dos chicas a sus espaldas. Me ayuda a pararme y mientras las chicas ordenan la habitación, es Marie quien me da una ducha y me viste para después dejarme en la habitación compartida en la cual dormía.

Habían chicas peor que yo, pero eso no significa que no esté mal. Algunas tomaban hasta seis pastillas al día por la adicción que tenían con la droga que nos daban cada día para poder tolerar la noche.

Cada noche acostada en mi cama, me preguntaba por qué aún no habia buscado la manera de salir. Quizás era porque sabía que era imposible teniendo tanta droga en mi sistema. Mi cuerpo pedía siempre la droga y cada vez que sabía que me la darían, parecía emocionarme.

Era una maldita prostituta y drogadicta.

Increíble.

•••••••••

Raven Santoro

-¿Que?-atiendo la llamada de papá mientras rasgaba el envoltorio del condón.

-Debes ir al club, al parecer hay lío-explica mi padre

-¿No puede ir uno de los tios?-pregunto fastidiado

-No, ahora ve-ordena y cuelga la llamada

-Joder-gruño y miro a la chica que estaba esperando acostada en la cama-. Debes de irte

-¿Es enserio?-pregunta molesta

-Tengo trabajo que hacer-respondo empezando a vestirme

-Ash-bufa y toma su ropa.

Agarro las llaves de mi auto y le pido un taxi a la chica para que se vaya. Abandono mi piso y bajo hacia el aparcamiento. Me subo en el auto y abandono el aparcamiento para adentrarme a las calles de la ciudad.

Conduzco hacia el club central de Positano dónde la mayoría del trabajo se realizaba ahí. Era uno de nuestros mejores club.

Soy el hijo del Capo de la mafia italiana, el futuro Capo de toda la organización. Tenía ya veintitrés años y sabía que pronto el lugar que papá ocupaba, sería mío.

Aparco el auto frente al club y me bajo. Ingreso al local en el cual había ya movimiento. Varias personas bailaban en el centro de la pista, otras bebían en mesas.

Camino hacia la parte trasera del club y veo como unos soldados tenían retenido a un sujeto en una silla amarrado.

—Lo encontramos vendiendo estás pastillas—un soldado me entrega una bolsa que contenía varias pastillas blancas pequeñas—. No quiere decirnos que son

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora