Capitulo 4

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Raven Santoro

Reviso la vía intravenosa de Greta y me aseguro que siga pasando suero a su cuerpo. Llevaba casi doce horas insconciente desde que le había administrado el sedante.

La vigilaba de cerca porque los síntomas de abstinencia empezarían a comenzar. El médico aún no me llamaba para decirme sobre los resultados de los exámenes que le había realizado a Greta.

Miro de reojo a Greta y ella se remueve un poco en medio de su sueño. Un mechón de mi cabello cae por su rostro. Lo apartó suavemente dejandolo tras su oreja.

El tono de llamada de mi celular me hace abandonar la habitación y salgo hacia el balcón de mi piso para atender la llamada. Era el médico.

Tengo los resultados

—¿Y bien?

—Es adicta a Submission, lleva casi tres meses con esa droga en su sistema. Me impresiona el que ella siga viva. Es claramente víctima de abuso sexual. No presenta ninguna enfermedad sexual y su prueba de embarazo tanto de orina como en sangre salieron negativas.

—¿Y que hay que hacer ahora?

—Esperar a qué su cuerpo se limpie por completo—responde el médico—. Te recomiendo que la lleves a un centro de rehabilitación, ahí le darán la atención necesaria y también contención psicológica. Ella lo necesitara demasiado.

Lo tendré en cuenta—respondo—. Te estaré llamando por si necesito de tu atención.

—Enviare centros de rehabilitación y buenos psicólogos a tu email

Okey

Cuelgo la llamada y en eso cae una llamada de Kira.

—¿En qué te puedo ayudar, hermana?

—Estoy aquí en Positano, visitando a toda mi familia y tú ni siquiera has venido a la mansión. Solo te he visto un solo día. Eres un pésimo hermano.

—Sabes que tengo cosas que hacer—respondo

—Ni siquiera has venido a ver a tus sobrinos

—Estoy ocupado, Kira.

—¿Que te parece si vamos a desayunar? ¿O almorzar?

Uhm, déjame verlo, ¿Si? Estoy solucionando un problema ahora

—Seguramente quieres follarte a mujeres.

—De aquí puedo notar tu envidia. No es mi culpa que tú marido no sepa cómo hacerte llegar a un orgasmo.

Dejame decirte que mi marido me hace muy buenos orgasmos. Cuando estaba secuestrada me mantenía todo el día retenida en la cama.

—Ash, no quiero saber de eso—me quejo

Tu empezaste

—Te avisaré si puedo juntarme contigo, ¿Okey?

Estare esperando tu llamada

Aja si

Cuelgo la llamada y me dirijo hacia la habitación para ver a Greta. Me acerco a ella y puedo notar las gotas de sudor recorriendo su rostro. Tocó sus mejillas y noto lo ardiente que esta. Tenía fiebre. Su cuerpo empezaba a pedir la droga.

Voy al baño y mojo una toalla con agua bien fría. La estrujó y vuelvo dónde Greta. Coloco la toalla sobre su frente y me recuesto a su lado.

Greta temblaba por la fiebre que tenía. La acomodo en la cama y ella se aferra a mi camiseta. Empieza a murmurar en voz muy baja.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora