Capitulo 6

2K 148 7
                                    

Greta Rossi

Me coloco unos pantalones junto una camiseta. Me miró al espejo y noto lo floja que me quedaba la ropa. La camisa me quedaba más grande y los pantalones se me soltaban de la cintura.

Cepillo mis dientes y luego peino mi cabello. Algunos mechones se caen provocando que haga una mueca.

Abandono el baño y rasco mi antebrazo al sentir la comezón. Desde que había despertado, que mi cuerpo picaba sin parar.

Salgo de la habitación y camino por el piso hasta llegar a la cocina, donde me encuentro a Raven que estaba sirviendo algo de comida en dos platos.

—Te tardaste mucho—habla Raven y toma los platos. Los deja en el pequeño mesón y hace una seña—. Toma asiento

Me acomodo en el taburete y miro el plato fijamente. Un poco de arroz con pollo y vegetales. Vuelvo a mirar a Raven que tomaba asiento frente a mi.

—Vamos, come

—No tengo hambre—respondo

—Debes de comer—insiste

—No tengo hambre—aparto el plato

Raven suspira y vuelve acercar el plato hacia mi. Empiezo a molestarme ante su insistencia.

—Estas desintoxicandote y necesitas muchas fuerzas. Debes de comer, aunque sea un poco

—No tengo hambre—digo bruscamente

—No me obligues a darte la comida

—No tengo hambre—aparto la comida

Me coloco de pie y salgo de la cocina para ir hacia la sala. Me siento en el sofá y unos segundos después oigo pasos. Veo a Raven entrar a la sala y se pone frente a mi.

—Necesitas comer, aunque sea un poco.

—¿Por qué haces esto?—pregunto—¿Por qué me ayudas? ¿Que soy para tu beneficio?

—Te ayudo porque tú no tienes a nadie—responde—aun no me dices algo de tu familia para poder contactarla.

—Nadie querría cuidar de una drogadicta—suelto

—No eres una drogadicta

—¡Lo soy!—me altero—. Llevo casi tres meses tomando unas pastillas las cuales me hacían completamente sumisa hacia los demás y en ninguno de esos días yo trate de abandonar la droga, al contrario, pedía más solo porque las dosis que me daban ya no hacían efecto. ¿En verdad crees que mi familia quiere cuidar de una drogadicta? Nadie querría hacerlo.

—Te obligaron a cosas que tú no querías, Greta

—Yo nunca puse resistencia—respondo—. Tu no sabes nada. Tu no sabes lo que yo sufrí. Lo que viví ahí dentro.

—Puedo conseguirte ayuda

—Nadie puede ayudarme, ni siquiera tu

—Si me lo permites, puedo hacerlo

—¿En realidad quieres ayudar a una maldita drogadicta? ¿Por qué no mejor me dejas irme?

—Si permito que te vayas en este estado, vas a seguir consumiendo drogas y no quiero eso. Tu tienes un futuro, uno grande quizás, ¿En verdad quieres seguir consumiendo drogas?

Trago grueso y respiro profundamente. El tono de llamada interrumpe el silencio que se había creado. Raven se acerca a la mesa de centro y toma su celular. Atiende la llamada manteniendo la mirada fija sobre mi.

—¿Si?—pregunta Raven y yo tomo asiento en el sofá. El asiente lentamente mientras que alguien le decía quien sabe que cosa—. Okey, iré enseguida.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora