V. La Casa Del Ángel.

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V

♥   ♦   ♣

(la canción que baila Angel Dust es G. U. Y.  de Lady Gaga)


La luna roja surcó por el cielo de misma tonalidad, ensangrentado con la estrella de David oculta entre las nubes.

A su misma vez, la mansión del demonio Asmodeo se posicionaba entre las luces de faroles, alumbrando a los ventanales con reflectores neones con una sola entrada resguardada por un demonio rojo, usando un pantalón con tirantes caídos.

Asentí para mi mismo, cruzando la calle y haciendo fila para entrar

Al cabo del menos tiempo del que imagine, logre entrar al recinto del demonio de la lujuria, abarcada por un espacio blanco con un rejado en picada al cielo, con jaulas colgantes con hombres y mujeres dentro, danzando con posiciones sugerentes al ritmo de la música electrónica, cada mesa era ocupada por más de dos hombres o dos mujeres, del mismo o sexo opuesto. 

Tome lugar al primer lugar que vi libre.

Aquí no hay meseros que te atiendan, al menos que chasquees los dedos para que vengan.

No veo por ninguna de las jaulas al hombre que busco y el escenario está completamente vacío.

En unos minutos, aparece el príncipe Stolas seguido por un demonio de menor altura, sentándose a los lejos donde llega poca luz. Stolas es uno de los príncipes que, no representan nada para mí, puede ser porque el termino de Overlord me haga sentir superior a alguien con cientos de ejércitos.

La superioridad es lo que convierte a los narcisistas en malas personas, pero se siente bien cuando tienes a un ciervo que te tiene de mascota.

Es lo que mínimamente mantengo en mi lecho.

—Ya tardó demasiado, ¿no lo crees? —dicen.

Un zorro de cola respingada se sienta al extremo de mi mesa.

Debo empezar a poner las patas sobre el otro asiento para que nadie venga. Odio tener compañía, más si son hombres.

—Eres el Overlord del Póker —dice el zorro de aspecto afeminado, con un delineado exorbitante—. Imaginaba que Alastor te tendría como perrito a gatas, pero estas acá. 

—¿Quién mierda eres?

—Nadie que te interese, al menos que quieras abrirme las piernas.

Le hago una mueca, mostrando los colmillos.

—Oh, mira. Ya llegó —dice, apuntando con el dedo al escenario que tenemos al frente.

Las luces del lugar se dirigen al escenario, alumbrando al payaso que se columpia con las jaulas que se retiran, cayendo de pie al centro, con serpentinas saliendo disparadas del suelo.

—¡Sean bienvenidos a la casa del señor Asmodeo! —grita el payaso con una larga sonrisa, estirando las extremidades de prótesis.

Un humo hace presente a Asmodeo, un demonio de más de tres metros bastante corpulento, agitando una cola de tres plumas, poniendo las manos en su cintura y el pecho acolchonado.

—Gracias por la presentación, Fizzy —dice Asmodeo, alzando al payaso a su hombro—. Hoy mis queridos invitados, les vengo a presentar gracias al invitado estrella Valentino.

Aplauden.

—Hay un rumor de Asmodeo saliendo con Fizzarolli —susurra el zorro.

Finjo que lo ignoro.

DOMESTICAME - [ HUSKERDUST ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora