VIII. El Pecado Del Gato.

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VIII

♣ ♥ ♦ 


El recinto de Belcebú constaba de una gran mansión y la fuente de miel más desmesurada que haya podido existir, de farolas en cada tejado de los cuatro pisos, envolviendo hasta la entrada de rejas con colores terciarios.

Seguí al par fuera de la limosina, siendo parte de una muchedumbre de veinte esperando en la entrada.

—Que cortés de tu novia habernos invitado —le comenta Verosika a Vortex, poniéndose rubor en las mejillas.

—Quería tener más público esta noche —responde Vortex—. Contigo y Angel Dust, será placentero para ella.

No localizo por ni un lado a Angel. 

Mucho menos a Valentino. 

He de sorprenderme poco, lo más seguro es que entren por otro lado. Aunque, no puedo evitar desanimarme. Él es la única razón por la cual sigo aquí, si no, le hubiera dicho a Verosika que muchas gracias, pero tengo que lamerle las botas a alguien más.

Que detestable suena decirlo así, más a comparación cómo lo dice Alastor. 

—Ah, este idiota no podía correrse a otro lado —bufa Verosika, acompañada de una mueca.

Miro a su dirección.

Un demonio de menor altura que yo, está al lado de una loba que de inmediato saluda a Vortex.

—Blitzo, que disgusto es verte por aquí —le dice Verosika al demonio rojo.

—Sí, lo mismo digo porque "no podía correrme por otro lado" —responde alzando las comillas con los dedos—. ¿Y quién es el hombre gato? Entiendo que tengas gustos de la mierda, no te culpo, después de todo estuve contigo.

A Verosika no le hace gracia.

—Es el sirviente de Alastor, lo invite a venir porque al menos los hombres sí desean andar conmigo, a comparación de otros —le guiña el ojo Verosika, haciendo una ademán con la mano alzada bajo la coronilla—. Después de todo, al menos tengo de que quejarme, y tú, bueno, tienes lo que tienes. Soledad.

Intercambio vistas entre ambos. Que incomodo es que dos ex discutan.

Los gritos se alzan a la par de música electrónica con un flash de humo, envuelto en una luz verdosa.

—Vamos, gatito. No perdamos el tiempo observando a las moscas del panal —dice Verosika, azotando su melena por un lado, trayéndome dentro de la mansión tomados de la mano.

Al azar la vista por encima del hombro, entiendo que me trae consigo porque Vortex la ha dejado para acompañar a la loba, que escucho le llaman Loona.

En menos de lo que podría pensar, la fuente dentro de la mansión es rodeada por demonios rojos de colas puntiagudas, antropomorfos como yo, pecadores que van llegando atiborrándose de cerveza.  

Veorsika platica del sujeto con el que discutía. Escucho menos de lo que veo a primera estancia, de ese escenario en el que espero ver a Angel. ¿Podría salir del suelo con neblina o llegará caminando por una de esas dos escaleras de caracol? ¿Por qué espero verlo?

Bajan la punta de mi sombrero de copa.

Lo alzo.

—¿Estás atento de quién vendrá primero? —pregunta Verosika, recargando el brazo contra una columna toscana—. Ja, pues te voy diciendo que... Vaya, hablando de la reina de Roma.

DOMESTICAME - [ HUSKERDUST ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora