XXVI. New Side Of Me.

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XXVI

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Regreso a la cocina con la camisa del trabajo y unos pants puestos.

Anthony tiende en la silla, la toalla con la que se secó en el baño. Le preste un cambio de verano que tenía para que no se quedase mojado, y le queda bastante pequeño. Todo él es grande, inclusive sus dedos y me da pena que además de verme en ropa interior, sea alto.

—¿Trabajas en un casino? —pregunta, tomando asiento con la espalda erguida, evitando tocar la toalla.

—¿Cómo adivinaste? —tomo lugar al lado suyo.

—Por tus naipes —señala entre mis piernas.

Desearía saber si eso dijo en doble sentido.

—Te enfadas rápido —dice orgulloso.

—Estoy desacostumbrado a tener visitas. Ahora, ¿puedo saber por qué viniste? El clima está de la mierda.

Le paso mi celular por la mesa. 

Él lo retrae.

—Descuida, mis hermanos no van a responder ahora —dice con la mano arqueada hacia atrás y los dedos doblados—. Necesito respirar un poco, es todo. 

—No respondiste mi pregunta.

Se queda helado, volteando los ojos.

Sube una pierna sobre la otra.

Deslizo el meñique a su muñeca. Baja su mano de la mesa, haciendo el mismo gesto que la otra.

—Odio suponer de los demás —digo.

—Ya debiste darte una idea, ¿no?

Desploma la cabeza en la mesa, bufándose de sí mismo como insulto.

—No, porque tú no has sido el que me lo ha dicho —digo—. No tengo que suponer cosas que no son ciertas. Hasta que lo digas.

Enseña la cara.

—Salgo cuando mi hermano está —dice—. Aunque eso de que me juzgues por mi forma de vestir, está un podo de la mierda.

—Lo digo por tus moretones.

Palidece.

—¿Alguien te hizo daño antes de venir? 

—Solo son rudos —responde con menos ánimos—. Debí encontrarme a Valentino hoy, hemos acordado vernos desde hace tiempo y me prometía mucho dinero. 

—Sí escuche de él. Hace películas para adultos en su departamento.

—Dijo que si filmaba con él, no me tenía que preocupar de estar con otros hombres.

Suspiro.

—Anth, él no mete solo a un hombre allí.

Él lo niega.

—Te digo la verdad, lo he visto —asiento—. Una vez quiso meterme, y sí, estuve en su sala pero me arrepentí de inmediato. Me gusta estar consciente.

—¿Qué te pidió? 

—Meterla mientras fumaba. Claro que yo estaría en efectos de sus mierdas, y odio eso —arrugo la nariz—. Él no me agrada. 

—Estoy acostumbrado. Eso no es nada.

Entonces no me gustaría saber lo que sería mucho para él.

—¿Vas a decir que parezco buen muchacho y no debería joder mi juventud? —se apoya con un brazo.

DOMESTICAME - [ HUSKERDUST ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora