XXIV. El As Del Gato.

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XXIV 

♦        ♣      ♥


Masas de aire ardiente estallaron todos los cristales del recinto, sonando las trompetas cada vez más vivases y sin sucumbir a los gritos desgarradores de las sombras de Alastor, alzadas tras cada tentáculo salido de las astas.

—Pudimos haberlo tenido todo, en su lugar, decidiste traicionarme —dice en lagrimas ácidas—. Yo te tendría para siempre. Admírate ahora de mí, porque no podrás pertenecer el mundo que construiré. Al que yo dominaré. 

—¿Qué les hiciste a ellos? —pregunto, sabiendo la respuesta.

—Me otorgaron la mitad de su poder por la salvación del infierno. Lo malo de eso fue, que no lograron acabarte antes del Exterminio y ve este desastre —extiende los brazos—. Ya no es divertido ver cómo te ilusionas. 

—Estuviste siempre aquí.

—Ojala hubiera sido así. Llegue justo para ver cómo te que ensuciabas con Dust. ¿En serio crees que él te ama?

Nunca lo creí.

—Es hora de ir a dormir —dice, transparentándose ante mí.

En cuanto recibo el impacto de los nudillos, le rodeo el tentáculo utilizando la cola y con el plumaje de esta, afilo las puntas logrando arrebatárselo. Apartado a un metro de él, espero mientras se contorsiona en las sombras de los cimientos, buscando la protuberancia de las astas.

Cuatro par de manos provocan jaloneos hasta mis pantorrillas, contorsionándome en un intento de escape. Sin preverme, un empujón por la espalda me levanta del suelo, y antes de poder usar las alas, el filo de una asta le hace cortes. 

Plumas caen junto conmigo. Apoyo los codos.

Las risas se incrustan dentro de mi cabeza, incrementando hasta quedar absorto de los desastres que van sucediendo en el infierno. Como la cantidad de llamas que ascienden y la figura de Overlords luchando. Por esta susodicha distracción, Alastor da otra onda de sus ataques utilizando los tentáculos que uno a uno le voy quitando como si fuesen más que solo sombras, sombras tan liquidas y llenas de simbologías dibujadas por encima.

Círculos de invocación que llegan a brillar en su piel por segundos. 

De un lanzamiento le detengo con la ala derecha de escudo, sacando tras la espalda un ahilera de naipes de corazón, y otra tanda debajo de las mangas que vuelan, y regresan a mí, conforme me ideo como vencerlo. Sobrevuelo a una altura corta, con la falta de plumas y los huecos que hay, la fuerza de las alas es deficiente. 

El sentir de Alastor a mis espaldas, hace dar un giro sobre mí mismo. 

De repente, salgo disparado y rodando a lo largo de una calle.

Él repite sus movimientos continuas veces, hasta que traspaso edificios y dejo caer los parpados por momentos. Tomando aire sin la intención de perderlo, ni aunque el tiro sus astas me deje agotado, pienso en el lugar en donde dejé a Anthony, y que por él, no tengo el derecho de perder.

Sin preverme, salgo por los aires y entre las nubes, tengo la vista del recinto de los comecarne bajo el cuerpo. Un disparo oscuro se acerca, aumentando más y más de tamaño. 

Busco el aroma del sombrero.

No está.

La camisa está hecha trizas y por más que vi insignificantes estás alas, ahora que las necesito, ya no están.

DOMESTICAME - [ HUSKERDUST ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora