VI
♥ ♦ ♣
Los pasillos serpenteantes a una sola dirección de camerinos, contados eran los que tenían puertas abiertas y la infinidad de escenas que se veían, me revolvían el estomago.
El nauseabundo hedor de cigarrillos dibujaba voluptuosas nubes por el techo, teniendo que cubrirme la nariz con las huellas de mi mano, encorvado con la vista disipada y perdiendo de vista las alas de la polilla.
Disipe a una mirada del cielo nocturno, logrando salir a un balcón que me permite toser hasta casi regocijarme.
Tomo de mi moño, dándome cuenta que, he perdido de vista a Valentino.
A la mierda con él, encontraré a ese tal Angel aunque deba abrir cada camerino.
Paso una mano por mi cabello, sintiendo los pulmones libre de las drogas.
Agito una oreja.
—¡Ah, estoy tan decepcionado de ti, ofreciéndole el trasero al primero que ves! —gritan a mis espaldas. Es Valentino—. El único sitio a donde puedes ir comportarte así, es en mi estudio. ¿Recuerdas, Angel?
Silencio.
—Por favor, puedes responder incluso cuando te sofocan. No seas idiota, dilo.
—Sí, Valentino —una contestación tosca y agridulce.
—No vuelvas a seducir a nadie que no sea de tu trabajo.
—Sí, Valentino.
—Bien, entonces, espero que el siguiente show seas más condescendiente conmigo. Aun así, tendrás que grabar mañana todo el día, eso no es más que un premio para ti —ríe Valentino.
Un cuerpo cae al piso.
Valentino es uno de los directores de contenido adulto, más influyentes en fantasías, sus películas son las estrellas que tienden su alma por un sueño que no se hará realidad. Un sujeto que Asmodeo casi me hace conocer cuando salía con él, y no, no lo digo en sentido de amigos, nadie puede salir con esa bestia de forma amistosa.
Si fuera un adicto a tocarme, seguramente caería en manos de Valentino, porque es influyente, es un Overlord. No podría trabajar para Asmodeo, pues mayormente sus trabajadores son nacidos del infierno, sin ni un pecador.
Los pecadores a diferencia de los nacidos del infierno, son más vistos como mascotas a las que unir a una colección. No fue así como veía a los que perdían en mis juegos de póker, los veía como iguales, almas que se han perdido y les consigo un trabajo en el que se condenen a estar, pero lo demás que hagan me importa un bledo.
Lo era hasta que Alastor me hizo su mascota, y sus decisiones importan más que mi opinión.
Lo único de lo que él me favoreció, fue alejarme de Valentino. Antes éramos "socios". Compañeros de apuesta.
Intento siempre mantenerme alejado de él. Un monstruo como él, no merece que le preste atención.
Arrugo la nariz. Otra vez es ese hedor.
Toso, agitando la mano para mitigarlo.
—No te había visto —dice una suave voz.
Miro hacia arriba.
Apoya dos brazos en la cintura, con uno en la barandilla del balcón y la otra sosteniendo un cigarrillo. Se ha cambiado de atuendo, con una minifalda que le cubre los muslos y bata voluptuosa que se le desliza por los cuatro brazos, además de una cola esponjada de araña con manchas que simulan ojos rosados.
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DOMESTICAME - [ HUSKERDUST ]
FanfictionEl Overlord de las apuestas, Husk, se ha vuelto el demonio más ambicioso del infierno, uno de los más reconocidos por no temerle a nada más que a la correa que le han intentado imponer. Así era hasta la aparición del demonio de la radio, Alastor, un...