Capítulo V

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– ¡Con vos es cuatro de noviembre cada media hora, atrasaré las horas, horas, horas! –canta (o grita) Brisa antes de entrar a clase. Fue el fin de semana a La Plata a ver el concierto de tan biónica y salió enamorada del espectáculo. Mientras tanto, yo pienso en el número tres: tres estrellas, tres días, Taylor que cantará Long Live y yo que voy a llorar por lo que han logrado mis amigos después de años de trabajo duro. –amo que estemos cumpliendo nuestros sueños: ir a conciertos, recibirnos, escribiendo tesis como dos boludas sobre el rol de la música popular en la sociedad. ¿Vos decís que si le escribo, Chano me conteste así le hago la entrevista para la tesis?

– Me parece que tenés más posibilidades vos con Chano que yo con Gardel. –digo antes de reírme.

Le damos nuestras libretas al presidente de la comisión evaluadora antes de entrar en capilla. Hoy rendimos el final de Historia de la Música Universal I con el profesor Stoica, eminencia en la materia. Por apellido, ingresa primero Brisa y más tarde yo, por lo que, al estar casi al final del listado de rindientes, esperamos casi hora y media repasando los temas: la relación entre música e historiografía, el concepto de música precolombino, el rol del cristianismo en la música del Medioevo, la música mestiza de la América de los siglos XVI y XVII, la creación del espectáculo musical hacia los siglos XVII y XVIII, y la producción musical en el siglo XVIII. La mitad de la hora y media, Brisa habla sobre la música precolombina en América, mientras que la segunda mitad hablo sobre la música de la edad media. Cuando entra mi amiga, quedó sola: soy la última en rendir y ya todos los demás se fueron a sus casas. Mientras rezo un poco, recibo una llamada. Es papá.

– Mira que ahora te arranco a contar qué son los trovadores, su evolución desde la figura de los aedos y su rol en la génesis de la música europea. –digo apenas atiendo la llamada.

– Dale. Yo, en realidad, te llamaba para decirte que llego el viernes a la mañana a Argentina, que si querés podemos juntarnos a almorzar.

– El viernes a las 16 tengo final de Improvisación VI. Aunque parezca que no, tengo que estudiar. Si querés que nos juntemos, es en casa. Y, de paso, me decís qué tal. –digo rápidamente tras mirar la hora: hace veinte minutos que está Brisa rindiendo, en cualquier momento sale.

– Me parece perfecta la idea. De paso, aprovecho y te escucho tocar. Nunca me mostraste en vivo lo que haces. –dice, y escucho cómo sonríe al decir eso.

– Excelente, pa. Te cuelgo porque Brisa está saliendo y hay cambio en el equipo.

– Éxitos, Mica. Ganales por goleada.

– Gracias, pa. – digo sonriendo. Amo la relación que tenemos.

Una vez aprobado el final, vamos con algunos compañeros a cenar a un bar cerca de mi departamento. Brisa se quedará a dormir en casa. Somos siete en una larga mesa. Desde el primer día en que la profesora López nos llamó por lista a los que promocionábamos Armonía I, todos supieron mi relación con el entonces miembro del cuerpo técnico de la selección argentina de fútbol masculino. Algún que otro boludo ha intentado llamarme la atención adulando a papá, pero siempre les corté el rostro. Los seis restantes, los seis que nunca me recordaron el nombre de mi padre, son los seis con los que estoy cenando: Luciano, Catalina, Franco, Ignacio, Valeria y, mi amiga y confidente, Brisa.

Conversamos de muchas cosas, siempre volviendo al hecho de que estamos a punto de recibirnos, sin poder creer este suceso. Cuando Catalina pregunta cómo venimos con las tesis, Ignacio se agarra la cabeza: aún no ha decidido su tema de investigación porque quiere que sea perfecto; Luciano se ríe, diciendo que eso será imposible porque este es recién nuestro primer paso en la vida académica. Valeria dice que todavía está con el anteproyecto de tesis, pero que cree que la hará sobre el rol del canto lírico en el siglo XXI. Franco dice que a él le interesa la música popular en épocas de inmigración, por esto está escribiendo sobre la música judía en la argentina producto de la diáspora. Yo, por mi lado, comentó que me interesa el rol del tango como reflejo de la sociedad de principios del siglo pasado, y Brisa, que investiga el rol de las adicciones en la producción musical (no por nada hizo tres años en la carrera de psicología e imparte un seminario sobre musicoterapia en nuestra facultad).

Labyrinth | Emiliano MartínezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora